Todos tenemos algo que decir

Que levante la mano el que no tenga una cuenta de Facebook o de Twitter para decir lo que quiera.

 

Si hay una época con un espacio más libre para expresar lo que uno siente, lo que se ve, lo que se desea, es ahora. Estamos en una era digital en donde hay mucho. Muchos celulares, muchos computadores, mucha tecnología, y al mismo tiempo, hay mucha gente hablando. Eso hacen las redes sociales, crean conversaciones.

 

 

Todos tenemos algo que decir

 

 

No puedo decir que todos tenemos una herramienta digital para expresarnos, pero si puedo decir que todos tenemos una voz con la cual decir lo que pensamos. Inclusive una persona con sordera o mutismo tiene su propio lenguaje de señas para expresar lo que piensa, no es excusa, todos tenemos algo que decir.

 

Y somos libres de decir lo que pensamos

 

 

La libertad de expresión es un derecho humano, es considerado un derecho fundamental, señalado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos desde finales de la década del 40. Entonces no hay cabida a la negación de la expresión del pensamiento.

 

La pregunta es, ¿qué decimos?

 

 

Hoy en día todos quieren ser protagonistas en las redes y, ante eso, cualquier idea polémica ya parece ser válida. Y hay de todo, desde el comentario más inocente hasta las reflexiones más lindas, pero también hay información en exceso que resulta dañina, que sirve solo para criticar a otros, para resaltar las diferencias, para generar disputas, para tener unos segundos de fama, para probar quién tiene más likes o cuántos retweets más se pueden lograr.

 

Me llama la atención que tengamos un espacio tan democrático, donde cada uno puede elegir lo que decir y lo que quiere escuchar, y que aún así, no usemos ese universo gigante para decir algo productivo.

 

Tenemos todas las herramientas para poner nuestra postura sobre algo, para construir. Si somos letrados, si fuimos educados, si nuestras mentes pueden generar pensamientos increíbles, con ideas creativas y razonamientos interesantes, por qué no usar esos espacios, el Twitter, el Facebook, los blogs, las redes sociales, para aportar.

 

El humor puede ser inteligente, no tiene que ser ofensivo. Las noticias “light” pueden ser positivas, no tienen que ser inservibles. Las diferencias pueden ser manejadas, no tienen que ser irrespetuosas.

 

Nuestras manos, en esos dispositivos, son una especie de reemplazo de nuestra boca, de la garganta y de nuestra voz. No digo que dejemos de publicar lo que queramos en las redes. Lo que digo es que usemos nuestra inteligencia y esas herramientas para crear conversaciones útiles. No digo que dejemos de hacer chistes o creativos memes, lo que digo es que también los usemos para aportar, que pensemos bien lo que decimos, que si ya tenemos todos un espacio donde hablar, donde tantas personas nos pueden leer, que escojamos decir algo que contribuya, que ayude, que transforme.