Los bomberos de las torres gemelas el 11-S tienen un 13% más de riesgo de cáncer

El estudio también indica que se les detecta la enfermedad más jóvenes.
El humo se extiende sobre la ciudad de Nueva York después de que dos aviones secuestrados fueron estrellados en las torres gemelas el 11 de septiembre de 2001. ()
13 sep 2021 , 15:06
Europapress

Los bomberos que trabajaron en el World Trade Center tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 tienen un 13% más de probabilidades de padecer cáncer, especialmente de próstata y tiroides, que sus compañeros que no trabajaron en el lugar, según una investigación publicada en la revista 'Occupational & Environmental Medicine'. Además, los resultados indican que son unos 4 años más jóvenes, por término medio, cuando se les diagnostica.

Los bomberos están expuestos habitualmente a diversos agentes cancerígenos en el transcurso de su trabajo, pero no está del todo claro si corren un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad, dicen los investigadores.

Para complicar las cosas, el entorno del World Trade Center era especialmente tóxico, exponiendo a los bomberos a sustancias nocivas, como los bifenilos policlorados (PCB), los hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAH), el amianto, el ácido sulfúrico, el benceno y el arsénico.

Para intentar cuantificar el nivel de riesgo de los bomberos, los investigadores compararon los nuevos casos de cáncer entre 10.786 bomberos de la ciudad de Nueva York, que trabajaron en las instalaciones del World Trade Center tras los atentados del 11-S, con los casos surgidos en 8.813 bomberos que no lo habían hecho y que formaban parte del Estudio de Salud de los Bomberos de Carrera (CFHS).

Los bomberos de WTC se clasificaron según su nivel de exposición a las toxinas nocivas: la mañana del 11-S, 1741 (16%), que representaba el riesgo más alto; la tarde del 11-S, 5683 (53%); el día siguiente, 1873 (17,5%); el periodo entre el 13 y el 24 de septiembre, 1315 (12%); y cualquier momento posterior al 24 de septiembre de 2001, 174 (1,5%), que representaba el riesgo más bajo.

Su salud se controló hasta su muerte o hasta el 31 de diciembre de 2016, lo que ocurriera primero, y luego se comparó la incidencia de cáncer entre ellos con la de los hombres estadounidenses de la población general. Se diagnosticaron unos 915 cánceres en 841 de los bomberos del World Trade Center y 1.002 casos en 909 de los demás bomberos.

Tras tener en cuenta factores potencialmente influyentes, como el tabaquismo y la participación previa en combates militares, los bomberos del World Trade Center tenían un 13% más de probabilidades de desarrollar cáncer que sus colegas que no trabajaban en el lugar. En concreto, su riesgo de cáncer de próstata era un 39% mayor, mientras que el de cáncer de tiroides era más del doble.

Además, los bomberos del World Trade Center eran de media unos 4 años más jóvenes cuando se les diagnosticó y solían tener la enfermedad en un estadio inicial que aún no se había extendido.

Cuando se comparó la incidencia del cáncer con la de los hombres estadounidenses de la población general, ambos grupos de bomberos tenían tasas más altas de cáncer de próstata y de piel (melanoma).

Sin embargo, estas diferencias se debilitaron tras tener en cuenta el "sesgo de vigilancia", es decir, que se podrían haber detectado más casos de cáncer entre los bomberos porque su salud se habría controlado más estrechamente.

"Una parte del exceso de riesgo de cáncer de próstata puede deberse a la exposición al World Trade Center, además de los riesgos habituales de la lucha contra el fuego, ya que algunas sustancias químicas, como los PCB, que se encuentran habitualmente en las obras de construcción, incluido el WTC, son conocidos disruptores endocrinos que interfieren en el metabolismo de los andrógenos", señalan los investigadores.

"Por otra parte, las elevadas tasas de algunos cánceres, como el de tiroides y el de próstata, podrían deberse a factores no biológicos, como la participación en programas de detección, especialmente los relacionados con el World Trade Center", añaden.

Se trata de un estudio observacional y, como tal, no puede establecer la causa. Y los investigadores concluyen: "Dos décadas después del 11-S, una comprensión más clara del riesgo relacionado con el World Trade Center requiere un seguimiento ampliado y estudios de modelización (de laboratorio o basados en animales) para identificar las exposiciones en el lugar de trabajo de todos los bomberos".

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