5 mitos sobre la alergia a polen

Existen muchas creencias populares acerca de la llamada fiebre del heno.
18 jun 2019 , 09:54
BBC News Mundo

Existen muchas creencias populares acerca de la llamada fiebre del heno.

Las narices gotean, los ojos se ponen llorosos, las gargantas experimentan picor y la gente estornuda.

A medida que avanza la temporada de la fiebre del heno —que afecta a entre el 10 y el 30% de las personas—, examinamos la evidencia para determinar qué es realmente cierto acerca de esta irritante condición.

La fiebre del heno no tiene nada que ver con el henoA principios del siglo XIX, se asumió que el heno recién cortado era el causante de este problema. De ahí el nombre "fiebre del heno".

Luego, un médico británico llamado James Bostock, quien sufría estos curiosos síntomas cada verano, identificó correctamente que la exposición al heno no era la causa.

Bostock se sintió aliviado de esta condición al acercarse a la orilla del mar, pero llegó a la errada conclusión de que sus síntomas estaban siendo causados ​​por algún tipo de enfermedad recurrente que empeoraba con los veranos calurosos. Le apodó "catarro de verano".

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