Científicos creen que vivimos dentro de un vacío gigante que acelera la expansión del universo

Una teoría desafiante sugiere que la Vía Láctea estaría ubicada en una región menos densa del cosmos, lo que podría explicar una anomalía clave en la astronomía moderna.
09 jul 2025 , 08:37

La Tierra y toda nuestra galaxia podrían estar ubicadas dentro de un inmenso vacío cósmico, una región gigantesca con menor densidad de materia que el promedio del universo, así lo plantea un estudio liderado por astrónomos de la Universidad de Portsmouth, en Reino Unido, que busca resolver una de las mayores incógnitas actuales de la cosmología la llamada tensión de Hubble.

El fenómeno se refiere a la diferencia entre la tasa de expansión del universo medida en el pasado distante, basada en el fondo cósmico de microondas, y las mediciones más cercanas y recientes, que indican una expansión más rápida.

Lea más: Glaciares en retroceso podrían despertar volcanes dormidos

La nueva teoría propone que esta discrepancia podría deberse a un efecto local, y estaríamos dentro de un vacío de mil millones de años luz de radio, lo que provocaría una aceleración aparente.

Según el doctor Indranil Banik, autor principal del estudio, este vacío provocaría que la materia se aleje hacia zonas más densas, haciendo que nuestro entorno se vuelva cada vez más vacío y, por ende, dando la impresión de que las galaxias se alejan más rápido.

Lea más: Un asteroide contiene tanto oro que haría multimillonaria a toda la humanidad

La hipótesis, presentada en la Reunión Nacional de Astronomía del Reino Unido, se refuerza con nuevos datos sobre las oscilaciones acústicas bariónicas, una especie de eco del Big Bang, que permite trazar la historia de la expansión del cosmos, y estos datos sugieren que el modelo con vacío local sería mucho más probable que las teorías estándar que no lo contemplan.

Aunque el modelo desafía la visión tradicional de un universo homogéneo, los científicos creen que podría ser clave para entender la verdadera edad del universo y los mecanismos que lo gobiernan.

El equipo ya trabaja en nuevas comparaciones con métodos independientes como los cronómetros cósmicos, que permiten medir la expansión observando la edad de galaxias antiguas.