El Municipio de Salinas aplica una ordenanza para reducir la contaminación auditiva
En Salinas, Santa Elena, el Municipio busca garantizar un ambiente más tranquilo para turistas y residentes mediante una ordenanza aprobada en diciembre pasado, orientada a reducir la contaminación auditiva en todo el cantón. La normativa regula el nivel de ruido permitido, fijando un máximo de 70 decibeles en áreas públicas.
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Esta iniciativa responde a las molestias generadas principalmente por bares, discotecas y los denominados autos tunning, que suelen reproducir música a altos volúmenes. Según el alcalde de Salinas, Dennis Córdova, el objetivo es fomentar un turismo de calidad que no provoque caos, como lo ocurrido durante los pasados carnavales.
Para garantizar el cumplimiento de esta ordenanza, el Municipio desplega agentes de justicia y vigilancia, además de implementar un sistema de monitoreo con 85 cámaras Ojos de Águila, nueve de las cuales están equipadas con parlantes y ubicadas en los malecones de San Lorenzo y Chipipe.
Quienes incumplan la normativa serán sancionados con multas económicas que oscilan entre el 10 % y el 50 % del salario básico, dependiendo de la gravedad de la infracción. El alcalde Córdova explicó que el control se realiza con sonómetros y que las sanciones se aplicarán de manera diferenciada:
Una vez notificado, el infractor tendrá 10 días para apelar la sanción en el Municipio. En caso de no pagar la multa, se procederá a tomar medidas judiciales como bloqueos de cuentas o acciones coactivas.
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Desde la entrada en vigencia de la ordenanza, 20 personas, entre turistas y residentes, ya fueron notificadas por exceder el límite de ruido permitido. Además, el Municipio habilitó un canal de denuncias ciudadanas a través de sus redes sociales, para complementar el control con información proporcionada por la comunidad.
Esta medida es una respuesta directa a las constantes quejas de visitantes como María Yépez, quien viaja regularmente a Salinas en busca de tranquilidad, pero no siempre la encuentra, o Soraida Rivera, quien prefiere visitar otros destinos, como Ballenita u Olón, debido al exceso de ruido.
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