Si no pudiera ver
Los que tenemos la fortuna de poder usar nuestros ojos para mirar el mundo, los que tenemos capacidad de ver, seguro más de una vez nos hemos preguntado ¿No se que haría si fuera ciego? Porque nosotros pensamos el mundo a través de los ojos. En realidad percibimos el mundo a través de todos los sentidos, pero es que en este mundo tan visual, las imágenes prevalecen.
Entonces nos imaginamos como seria estar todo un día con los ojos cerrados. Si intentáramos, seguro seria dificilísimo mantener nuestros parpados pegados por más de un minuto. Unos cuantos segundos se convertirían en una eternidad. Ese mundo negro o gris que se pone al frente nos atemoriza, nos intimida y nos lleva a lo desconocido.
PÁGINAS DE CEGUERA
Me acuerdo que durante mucho tiempo uno de mis libros favoritos fue “Ensayo sobre la Ceguera”, de José Saramago. Si se puede decir que sentí alguna vez hambre por algún libro fue por ese, cada palabra me intrigaba a la siguiente y a la página siguiente y la descripción siguiente. El relato es de los más atrayentes y al mismo tiempo repelentes que he visto. Las historias se vuelven cada vez más densas y los personajes tienen que vivir situaciones que jamás, ninguno de nosotros, quisiera vivir. Sin embargo, eso no es todo, el todo es la ceguera. Todo lo que sucede cuando la visión se pierde y como se lidia con este mundo que está hecho para videntes.
MÁS ALLÁ DE LA OSCURDIDAD
Entonces me llama un amigo y me dice: “Te tengo un plan que te va a encantar” y, yo, por supuesto, la mas acolitadora para cualquier plan, sin saber que me iba a encontrar, le dije “!Vamos!”. Llegamos a un lugar donde, para entrar, tenía que hacer fila con mi mano derecha sobre el hombro derecho de la persona que tenia al frente. Nos indicaron que no debíamos soltarnos y que adentro nos darían indicaciones. Fue entonces cuando entramos a la absoluta oscuridad. Solo se escuchaban las voces de quienes nos guiaban. Nos sentaron en las sillas del teatro y en total, absoluta oscuridad esperamos que arrancara el show.
A la cuenta de tres, en un silencio absoluto, comenzó el espectáculo. Un grupo de cerca de 10 actores comenzó a interpretar a los personajes que hilarían la historia de esta obra de teatro ciego. Cada sonido se hacía más fuerte, más delicado, mas presente. Repentinamente todos los espectadores estábamos asistiendo a una obra de teatro ciego y todos los diálogos, los sonidos y los efectos se tornaban más intensos.
¿Para qué los ojos si estoy viendo todo?
Fue increíble ver como mi imaginación iba creando cada personaje, los detalles de la escenografía, el vestuario de los protagonistas, sus rostros… en la total oscuridad. Los oídos estaban más presentes que nunca y los ojos lograron descansar un poco mientras que mi mente y mi corazón iban creando todas las imágenes de la historia que yo no podía ver. Resulto ser que mis oídos, mi olfato, mi tacto y mi imaginación lograron más de lo que en algún momento pensé lograr tan solo apagando la visión.
Desde entonces admiro y entiendo más a cualquier persona que tenga ceguera o pérdida de la vista. Definitivamente sus sentidos están más desarrollados que los nuestros (quienes vemos con nuestros ojos a diario todo), sus oídos más afinados, su tacto más sensible, su gusto más notable. Sus ojos ¿Dónde están sus ojos? En el alma, en el cuerpo, en la mente, en la imaginación, en el corazón.
Si tuviera que recomendar una experiencia, seguro esa sería una de ellas.
Recomendación:
TEATRO CIEGO: una forma de representación teatral que se fundamenta en la ausencia total y absoluta de la luz, estimulando otros sentidos, ambientes, olores, sensaciones en la piel, como herramienta para potencializar la imaginación.