349 femicidios han ocurrido en Ecuador entre el 1 de enero y el 15 de noviembre de 2025
Este martes 25 de noviembre de 2025 se conmemora el Día Internacional por la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres. Por eso, la Alianza Feminista para el Mapeo de los Femicidios en Ecuador, que reúne a nueve organizaciones sociales, publicó en un informe que registra 349 femicidios, en Ecuador, entre el 1 de enero y el 15 de noviembre de 2025.
"Se trata del número más alto nunca registrado, con una mujer o niña asesinada cada 22 horas", indica el documento. En un contexto dominado por economías criminales y sistemas de crimen organizado, las mujeres y niñas están siempre en mayor situación de vulnerabilidad frente a hombres armados, y, por tanto, en mayor riesgo. "Este año, el 78% de los asesinatos de mujeres y niñas se ejecutaron con armas de fuego".
Ante esa realidad -acota el reporte- es necesario entender por qué las mujeres y niñas son asesinadas bajo patrones cada vez más sanguinarios, misóginos y sistemáticos. Y hace una contextualización con base en los postulados de la teórica argentina Rita Segato. Argumenta que, en la actualidad, operan múltiples facciones criminales (bandas, pandillas, mafias, grupos paraestatales y estatales) que actúan como verdaderas corporaciones armadas.
Así, los asesinatos de mujeres y niñas perpetrados por estos grupos deben entenderse como crímenes corporativos. Es decir, ejecutados por miembros armados que actúan en nombre de una estructura de poder. Además, estos crímenes incorporan niveles adicionales de saña, crueldad y odio dirigidos específicamente a los cuerpos femeninos.
Implica que los cuerpos de mujeres y niñas son utilizados como despojo, botín de guerra. Esto para mostrar poder, marcar límites, ejecutar venganzas o sembrar terror. No importa si son hijas, hermanas, parejas, familiares, vecinas o transeúntes. Para las estructuras criminales, son cuerpos disponibles para matar. Eso es un femicidio. "Y ese es el enfoque que debe guiar la comprensión de esta nueva realidad".
Mientras la justicia duerme, el machismo avanza a pasos agigantados y normaliza la violencia extrema como práctica cotidiana y aceptada en los ámbitos familiar, comunitario, laboral, político.
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Nuevos contextos de los femicidios
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