¿Por qué da tanto placer rascarse?

Hay diferentes teorías sobre cuál es el mecanismo que opera en el reflejo de rascarse.
19 mar 2016 , 09:28
Redacción

En algunos casos esta sensación adquiere forma de trastorno: parasitosis ilusoria.

 

La zoóloga estaba convencida de que ella y otras dos mujeres de su familia eran huéspedes de un parásito de la piel, un ácaro llamado Dermatophagoides scheremetewskyi.

 

 

Después de 17 años intentando deshacerse de los ácaros, la científica llegó a publicar un artículo sobre su caso en las actas de la Sociedad Entomológica de Washington, EE.UU, en un intento, supuestamente, de encontrar a alguien que la pudiera ayudar.

 

Visitó a médicos, dermatólogos, neurólogos y a otros especialistas para tratar de solucionar el problema.

 

Utilizó peligrosos pesticidas en altas cantidades, una y otra vez, poniendo en riesgo su salud, para intentar acabar con los insectos.

 

Con sus uñas, desincrustaba los parásitos de su piel, mutilando su cuerpo en el proceso.

 

Algunas de las muestras que tomó de su piel y de su cuero cabelludo fueron enviadas a los entomólogos.

 

A primera vista, la picazón y el dolor parecen estar relacionados.

 

Un avispado doctor la invitó a hacerse una evaluación psicológica, pero ella logró convencer al psicólogo de que no necesitaba sus servicios.

 

"Hasta la fecha, ningún tratamiento ha sido capaz de lograr la erradicación completa de los ácaros", escribió la científica.

 

Pero ahora sabemos que Traver no tenía una misteriosa colonia de ácaros viviendo en su piel -y en la de sus familiares- durante 40 años.

 

Padecía , una condición que hace que los pacientes traten de encontrar evidencia física de las sensaciones que perciben, a menudo fruto de su propio delirio.

 

 

Este tipo de enfermedades representan menos del 2,5% de los caosos que atienden dermatólogos. Sin embargo,

 

 

 

A primera vista, la picazón y el dolor parecen estar relacionados

 

La definición sigue siendo aceptada por la mayoría de los médicos e investigadores hoy en día, pero fue propuesta hace unos 350 años por un físico alemán llamado Samuel Hafenreffer, quien dijo que

 

Si te rascas, entonces la sensación que provocó esa acción es, por definición, una picazón.

 

 

A primera vista, la comezón y el dolor parecen estar relacionados.

 

 

, mientras que un ataque más intenso se traduce en dolor.

 

Puede haber ventajas evolutivas en rascarse.

 

 

Pero hay una alternativa,, formalmente conocida como "prurito".

 

O puede ser también que exista un único conjunto de neuronas responsable de la nocicepción, pero que puedan, de alguna forma, conocer la diferencia entre el estímulo de la picazón y el del dolor.

 

 

 

En primer lugar, la comezón aguda -que conocemos la mayoría de nosotros- puede surgir por algo tan simple como la picadura de un mosquito.

 

También existe otra picazón más crónica, un tipo de escozor patológico que podría estar asociado a la piel seca, eczema, psoriasis y a otras enfermedades de la piel.

 

Los tumores cerebrales, la esclerosis múltiple, la hepatopatía crónica, el linfoma, el sida y el hipertiroidismo también se asocian con la picazón crónica.

 

 

 

En otros casos, rascarse de manera persistente puede dañar la piel y sólo sirve para incrementar el problema.

 

El dolor al rascarnos es muy diferente al que sentimos cuando ponemos el dedo en una llama.

 

Y el hecho de que la sensación de picazón pueda reducirse aplicando estímulos dolorosos convierte el fenómeno en algo todavía más curioso.

 

pero ese escaso dolor que experimentamos cuando clavamos nuestras uñas en la piel parece aliviarnos, así como la aplicación de frío o calor (capsaicina, el químico activo de los pimientos picantes), o incluso de descargas eléctricas.

 

Esto significa, paradójicamente, que

 

Y, a pesar de la confusión entre dolor y picazón, hay una clara diferencia entre ambos.

 

Coloca tu mano cerca de la llama de una vela y experimentarás el abrumador deseo de retirarla.

 

Pero en lugar de alejarnos de ella.

 

 

Esto tiene, de hecho, bastante sentido, y

 

 

Rascarse es una buena manera de eliminar, no sólo los insectos y parásitos, sino los pedazos de plantas y de otros materiales que se adhieren a nuestra piel y a nuestro pelo.

 

-como la picadura de un mosquito- (normalmente, histamina) la cual lo transmite a través de un conjunto de nervios, llamado tracto espinotalámico, hasta el cerebro.

 

En 2009, un grupo de investigadores utilizó inyecciones de histamina para provocar picazón en las piernas de primates, mientras un electrodo monitoreaba lo que ocurría dentro de sus tractos espinotalámicos.

 

Tan pronto como inyectaban la histamina, esas neuronas comenzaban a dispararse rápidamente. Y

 

(de hecho, no existe un centro de picazón en el cerebro).

 

Pero cuando rascaban antes de la inyección, esta acción no proporcionaba ningún alivio.

 

 

 

¿Ya sientes picazón? Si es así es porque,

 

Rascarse pudo haber ayudado a nuestros antepasados a eliminar de su cuerpo molestos e irritantes insectos.

 

Los médicos dicen que comienzan a sentir picazón tras tatar a pacientes con sarna.

 

Unos investigadores dieron una conferencia sobre la picazón tan sólo para probar cómo su audiencia sentía el picor.

 

Y funcionó. Las cámaras ocultas revelaron que la audiencia pasó mucho más tiempo rascándose durante esa conferencia que durante una charla sobre un tema más inocuo.

 

La picazón contagiosa también se ha observado en monos, haciendo alusión a la tentadora posibilidad de que pueda existir una ventaja evolutiva en el hecho de que nos rasquemos cuando vemos a otros rascarse.

 

Pero rascarse no es considerado como algo doloroso y, de hecho, puede ser bastante placentero.

 

En 1948, un documento de la Revista de Dermatología Investigativa, del neurofisiólogo de la Escuela de Medicina de Washington, George Bishop, lo advirtió.

 

escribió.

 

Y mientras esto hace pensar en el hecho de rascarse como algo bastante agradable, también puede conducir a serios problemas para aquellas personas con enfermedades crónicas relacionadas con la comezón.

 

Unos pacientes con eczema dijeron que no sólo se rascan hasta que desaparece el escozor, sino hasta que ni siquiera les resulta agradable seguir rascándose.

 

"La felicidad -dijo Ogden Nash- es rascarse cada vez que sentimos picazón".

 

El poeta estadounidense estaba, probablemente, más acertado de lo que pensaba.

 

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