Desigualdad en la política: grandes partidos reciben fondos, los pequeños sobreviven por su cuenta
En Ecuador, los partidos y movimientos políticos reciben financiamiento público con el objetivo de garantizar igualdad de condiciones. Sin embargo, en la práctica, los recursos estatales han terminado beneficiando principalmente a las organizaciones más grandes, mientras que las más pequeñas sobreviven con aportes de sus propios militantes.
La realidad de estos movimientos locales se percibe lejos de los reflectores electorales. En una zona rural de Santa Lucía, en Guayas, un portón en medio del camino conduce a la sede improvisada del movimiento Minga por el Cambio. Domingo Leonardo Villamar, su representante, explica: "Cuando es tiempo de campaña, alquilamos en el centro, pero pasa la campaña y nos concentramos acá".
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Minga por el Cambio es uno de las 232 organizaciones políticas registradas en el país. De ellos, 17 tienen alcance nacional, 61 son provinciales, 15 parroquiales y la mayoría, 139, son cantonales. Estos últimos suelen depender de cuotas pequeñas que recogen entre sus miembros para costear camisetas, gorras y otros insumos de campaña.
En Ecuador existen dos formas de financiamiento estatal para las organizaciones políticas. El primero es el Fondo Partidario Permanente, un desembolso en efectivo destinado únicamente a quienes cumplen ciertos requisitos, como obtener al menos el 4 % de los votos válidos, conseguir tres asambleístas, alcanzar el 8 % de las alcaldías o contar con concejales en el 10 % de los cantones del país. Para los movimientos cantonales, lograr esas metas es imposible.
El segundo mecanismo es el Fondo de Promoción Electoral, que se entrega únicamente en época de campaña para pagar franjas publicitarias en radio, prensa o televisión. Aunque en teoría está diseñado para todos, en la práctica los movimientos pequeños no pueden acceder en igualdad de condiciones.
"El CNE exige formatos profesionales que solo se pueden hacer con agencias de marketing, algo que no podemos pagar. Nos toca recurrir al boca a boca, la famosa 'radio bemba'", señala Antonio Rivera, representante de la organización Fuerza Noboleña.
La precariedad también se refleja en la infraestructura de este movimiento. Rivera cuenta que la sede de su organización es un espacio prestado por una militante, pero casi siempre permanece cerrado porque no hay recursos para mantenerla abierta permanentemente. "Sobrevivimos de lo que podemos aportar, un granito de arena cada uno", agrega.
Recientemente la Asamblea Nacional aprobó la eliminación del financiamiento público a los partidos, aunque esta medida solo entraría en vigor si es ratificada en una próxima consulta popular.
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Mientras los legisladores debatían preocupados por el impacto en las organizaciones nacionales, en el ámbito local la reacción fue distinta. "A nosotros no nos afectaría en ningún momento. Los movimientos cantonales nunca han recibido directamente recursos", afirma Villamar.
La reforma al Código de la Democracia no solo plantea quitar el financiamiento, sino también endurecer los requisitos para que las organizaciones mantengan su registro. El objetivo declarado es reducir el número de partidos y movimientos en el país y evitar que el sistema político siga representando una carga económica para el Estado.