El rol de las mujeres en la Independencia de Guayaquil
Mientras la historia celebra a los próceres que actuaron con espada en mano, hubo mujeres que, desde la sombra, tejieron la libertad con estrategia. Según el historiador Melvin Hoyos, sin su presencia, la independencia de Guayaquil no hubiera sido posible.
Relata que, el 1 de octubre de 1820, Ana Garaicoa por pedido de su esposo, el general José Villamil, organizó en su casa el famoso baile donde se selló la Fragua de Vulcano, el pacto secreto que encendió la revolución.
Revise: Saludo a la Aurora Gloriosa no contó con la presencia del alcalde Aquiles Álvarez.
Su esposo estaba fuera de la ciudad, y fue ella quien asumió el liderazgo para convocar a los patriotas. Aquella fiesta fue el punto de partida de la Independencia del 9 de Octubre.
"Le dice a su suegra que tiene que ayudarla para controlar que los militares que habían llegado de Perú, para coger y evitar un brote rebelde o subversivo en Guayaquil, no estén cerca de la casa", dijo Hoyos.
Junto a Ana, siempre estuvo su hermana Manuela Garaicoa de Calderón, madre del héroe Abdón Calderón. Era parte de las mujeres que alentaron, financiaron y protegieron a los revolucionarios.
"Es viuda del capitán Francisco Calderón, quien ha sido fusilado en 1812 y de alguna manera ella está de acuerdo con que su hijo siga los mismos ideales de su padre", señaló el historiador Parsival Castro.
Otra figura esencial fue Isabel Morlás, espía y anfitriona de tertulias donde obtenía información sobre los realistas y la transmitía al coronel León de Febres Cordero.
"Ella va a acompañar a su novio y luego esposo, en toda la campaña libertadora de América hasta Venezuela", indicó Castro.
Ocho meses después del 9 de octubre, cuando un militar intentó revertir la Independencia, fueron las mujeres quienes levantaron la voz. La historia registra que 18 guayaquileñas le enviaron una carta y lo enfrentaron con una fuerza política inédita.
"Le dicen que ellas prefieren quemar Guayaquil antes que dejárselos en el caso que llegara a triunfar la contrarrevolución" , detalló Hoyos.
Los historiadores recalcan que, gracias a la Independencia de Guayaquil, se abrieron los caminos para otras gestas libertarias del continente. Cada vez, las mujeres participaron de forma más activa.
En la Biblioteca Municipal de Guayaquil hay documentos que confirman el rol protagónico de las mujeres. Está el acta de requerimiento de Manuela Garaicoa de Calderón, que exigió libertad. Y los escritos de Josefa Rocafuerte, hermana de Vicente Rocafuerte, quien financió causas emancipadoras como la del Perú.
Las mujeres del 9 de Octubre fueron las libertarias invisibles que cambiaron el destino de Guayaquil y del Ecuador.