Los cambios en los sitios clave de la Independencia de Guayaquil
Lo que hoy se conoce como el centro de Guayaquil, 205 años atrás, era lo único que existía en la ciudad: 14 mil habitantes desde el cerro Santa Ana hasta los Astilleros. Por eso, aunque el paisaje ha cambiado, la historia quedó grabada en sus calles, donde ocurrieron hechos trascendentales como los de la independencia de 1820.
Uno de esos hechos históricos fue la denominada “Fragua de Vulcano”, la reunión secreta que tuvieron los insurgentes tras la fachada de una fiesta. Ahí se comprometieron a la Independencia. El monumento a esa gesta se encuentra en la Plaza de la Administración; Sin embargo, no ocurrió en este punto.
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Se reunieron el domingo 1 de octubre en el hogar del prócer José de Villamil y Ana Garaycoa, una casa de madera colonial de tres pisos que ocupaba media cuadra y se consumió en el gran incendio de 1896. Estuvo asentada en lo que hoy son las calles Malecón y Elizalde. Ese espacio actualmente lo ocupa un parqueo vehicular junto a condominios; ahí se juró conseguir la independencia.
El historiador Johnny Roca dijo que el objetivo era romper las cadenas del yugo español y hacerlo hasta conseguirlo o la muerte. "Planificaron en detalle todo lo que sería la parte operativa del proceso revolucionario".
Todo ocurrió la madrugada del lunes 9 de octubre y, en tan solo cuatro horas, se tomaron los cuarteles de los realistas españoles. Empezaron por el más grande, Granaderos de Reserva, donde hoy se levanta el Palacio Municipal. Ahí estaban 600 de los 1 500 militares españoles.
Benito García, el primer jefe de ese escuadrón, también fue apresado en su casa mientras dormía. En ese lugar actualmente opera la Biblioteca Municipal. A solo una cuadra, donde se asienta el edificio de El Correo, estaba la Brigada de Artillería con 200 militares, y todos fueron sometidos por 50 hombres liderados por León de Febres Cordero.
De manera simultánea, acudieron a tomarse el Escuadrón de Caballería de Daule, en el actual sector de La Bahía, diagonal al monumento a Olmedo. Ese fue el único sitio donde hubo enfrentamientos.
El historiador Johnny Roca señala que, con los cuarteles tomados, los próceres vieron la Aurora Gloriosa: el amanecer de un lunes 9 de Octubre con un Guayaquil libre, sin posibilidad de reacción española, porque hasta las lanchas cañoneras que estaban en el río, cerca del cerro Santa Ana, fueron tomadas.
Los próceres se reunieron en la sala capitular de la iglesia San Agustín, que sigue asentada en el mismo lugar: las calles Luis Urdaneta y Pedro Moncayo. Ahí firmaron el histórico acta que declaraba a Guayaquil como una ciudad independiente.