El paro afectó la producción y la distribución de una de las tres grandes empresas de cemento en el país
En Quito, Riobamba, Otavalo y otras ciudades de la sierra existe desabastecimiento de cemento desde hace tres semanas. En un recorrido por las ferreterías del sur de la capital se hizo evidente con bodegas vacías.
En esta ferretería solo queda el polvo del último cargamento que llegó hace 15 días y se terminó en tres. Óscar Andagoya, dueño de una ferretería, indicó:
“Me llegaron 100 quintales, me duró tres días, es que el cemento se vende bien”.
La última carga vino con un costo adicional.
“Estaba viniéndome a USD 6, 95, y ahorita está a USD 7,06”.
Sus distribuidores les informaron que el problema es producto del paro. La planta de selva alegre en Imbabura dejó de producir temporalmente y no pudo sacar el stock de cemento durante 31 días por los bloqueos.
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Las otras dos marcas: cementos Chimborazo y Holcim, producen al 100 %, y han tenido que destinar parte de su producción para cubrir el 20 % del mercado que dejó Selva Alegre. Se vieron obligados a reprogramar las entregas y esto se tradujo en desabastecimiento, sobre todo en pequeños ferreteros.
En este negocio el último quintal de cemento está por terminarse. Solo se vende por libras. Desde hace dos semanas espera un cargamento, pero no llega.
“Ponerse a subir los precios aquí es un caos, porque la gente cree que uno se está aprovechando”.
La falta de cemento golpea a estos negocios porque a la vez baja la venta de bloque, arena, ripio y otros materiales de construcción que sirven solo cuando hay cemento.
En Chimborazo, los comerciantes indican que el desabastecimiento inició hace cinco días. Los representantes de ferreterías en Riobamba y otros cantones señalan que el despacho del producto se realiza de manera limitada y que el precio del saco de cemento ha incrementado hasta 25 centavos debido a la escasez y a los costos de distribución, se espera que la próxima semana el abastecimiento retorne a la normalidad.
“Hemos estado trayendo poco a poco, nos han dado, por ejemplo, un día para coger turno, al siguiente día le despachan”.
La falta de cemento golpea también a los constructores que han tenido que reprogramar las obras para hacer actividades que no impliquen el uso de ese material.
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Antes de la escasez, los pedidos que hacían les llegaban al día siguiente. Ahora, esperan una semana.