Mixter Maxter le pone su toque al tradicional jugo de coco en Guayaquil
Oriundo de Esmeraldas, el comerciante vive en la urbe porteña desde hace casi 30 años.
Entre las múltiples historias que se recogen en las calles de Guayaquil, consta la de un particular vendedor esmeraldeño de jugos de coco. Él encontró en esa ciudad, no solo su nuevo trabajo, sino una nueva y próspera familia.
Su potente tono de voz no es lo único que lo distingue de entre los comerciantes de las calles Cuenca y Chimborazo, en el centro-sur de la urbe, también lo hace su identidad. Se trata de Mixter Maxter Palma Panchana. Está próximo a cumplir los 56 años de edad. Sus últimos 28 años los ha dedicado a vender jugos, galletas y dulces de coco, lo que le sirve para mantener su familia de seis miembros.
Trabaja 12 horas al día, procesa 50 cocos que convierte en 400 vasos del apetecido jugo, que cuestan 1 dólar, 1,25 dólares y 2,50 dólares, según el tamaño. Sus comensales dan fe de su sabor natural.
Pero cuál es el secreto de su éxito. “Tiene tres cosas muy importantes: amor, conciencia y coco”, expresó Mixter.
Mixter Maxter, un esmeraldeño al que Guayaquil -como a muchos- le abrió sus puertas y que también se deleitan con su sazón.