Mariuxi, una madre de 70 años que le ganó la batalla al COVID-19
Esta madre, abuela y bisabuela superó la enfermedad tras mes y medio de síntomas.
El tanque de oxígeno a su izquierda ha sido su compañía más cercana durante casi dos meses, a pesar de sus 70 años, esta madre, abuela y bisabuela venció al COVID-19 aunque aún necesita ayuda para respirar.
María Auxiliadora Colmont celebra este día de las madres también como una segunda vida. No solo se enfrentó a ese virus que ha producido la muerte de miles de ecuatorianos, sino a un tumor en el cerebro y otras enfermedades que suelen aparecer a su edad.
Mientras cuenta su historia, la 'nona', como la conocen en la familia, jadea continuamente y se esfuerza para hablar. Su victoria se la atribuye a Dios, a quien lo tiene representado con una cruz que está en una pared, justo encima del tanque de oxígeno. "Dios obró y su misericordia es grande", afirma con voz quebradiza; ella se toma un momento y continúa "mientras estaba muy mal lo visualizaba y le suplicaba que me ayude, él me bendijo y obró".
Su batalla duró mes y medio, inició el pasado 16 de marzo cuando comenzó a sentir malestar en su cuerpo. Se lo atribuyó a una infección en las vías urinarias que se confirmó con exámenes en un hospital. Sin embargo, los días pasaban y los síntomas aumentaban, apareció el malestar de garganta, las tos seca, el mareo, la fiebre, de seguro era coronavirus.
Pero como le sucedió a muchos ecuatorianos no pudo acceder al sistema de salud, su familia llamaba al 171, a la aplicación creada por el Ministerio de Salud y no tenían respuesta. Es por medio de un doctor homeópata, amigo de su esposo, que detectan la enfermedad. "Yo le envié una foto de mi lengua y él respondió inmediatamente que yo estaba con COVID-19 y que tenía los pulmones ya tomados".
Ese "diagnóstico virtual" fue efectivo, días después fue reconfirmado en la sala de emergencia de una clínica privada de Guayaquil donde le hicieron una tomografía y la doctora aseguró que tenía neumonía, sus dos pulmnes estaban tomados. La "nona" no respiraba bien, necesitaba oxígeno urgente, sus familiares quisieron dejarla internada en ese hospital, pero estaba colapsado. No había espacio para ella.
Tuvo que realizar su recuperación en casa con dos tanques de oxígeno, uno prestado y otro conseguido buscando entre toda la vorágine que era Guayaquil durante esos días. "El tratamiento fue horrible, tuve que tomarme unas pastillas que las vomitaba, tenía que volverlas a tomar y con el paso de los días pude acostumbrame a ellas", relata María Auxiliadora, quien hace pausas constantes para seguir con su relato.
"Eran días y noches largas llenos de dolor y malestar. Me sentía agotada pasaba solo acostada", relata sobre cómo fue combatir este virus al que califica como "algo terrible, en mi vida he padecido algo igual". Lo dice alguien que vive con un tumor en el cerebro y tiene pendiente realizarle un cateterismo.
Pero lo peor pasó, esta mujer agradece a sus 4 hijas y a su esposo por el apoyo. María Auxiliadora también tiene 3 nietos y 2 bisnietos, que podrán disfrutarla, al menos, un día de la madre más.