Los desafíos de volar en tiempos de coronavirus
Las aeronaves no podrán guardar los 1,5 metros de distancia.
En Guayaquil, la familia Orellana planificó desde el año pasado ir a la graduación de su hijo en China. Para el evento, fijado para este junio, se había ahorrado dinero, pedido vacaciones y hasta planeado los recorridos de celebración por las zonas turísticas del país asiático... sin embargo, la pandemia lo paralizó todo.
Del estallido del COVID-19 en China han pasado casi seis meses. Pekín ha abierto aeropuertos y aparentemente ha controlado la enfermedad, reportando apenas n, hasta este lunes 1 de junio, según la Comisión Nacional de Sanidad china.
En cambio, Ecuador abrió sus aeropuertos este lunes operando solo un 30 % de los vuelos con los que habitualmente trabajaba. Esto en el marco de la llamada "nueva normalidad".
Pese a esta posibilidad de ver a su hijo, Alfredo Orellana asegura que no va a viajar actualmente por temor a contagiarse.
Y es que a pesar de que las autoridades afirman que van a tomarse todas las medidas de seguridad, que en las salas de espera la gente va a sentarse con la distancia reglamentaria, que habrán mamparas de acrílico separando a los funcionarios... algunos viajeros piensan en lo que pasaría dentro del avión.
Para Marco Subía, representante de Líneas Aéreas del Ecuador, entre los pasajeros porque se volaría con un número mínimo de personas, lo que encarecería
En el 2009, 22 estudiantes neozelandeses regresaban a casa después de un paseo en México. Subieron a un avión en Estados Unidos sin saber que y solo quienes estuvieron muy cerca de los infectados desarrollaron síntomas.
Un estudio demostró que los que sí se contagiaron estaban de los estudiantes enfermos.
En ese entonces nadie viajaba con mascarillas, así que se determinó que el contagio se dio por la respiración y las gotas de saliva y no por el aire del avión.
Si hubiera sido por el aire, la gente de muchas filas alrededor también hubiera resultado contagiada.
Volar en tiempos de COVID-19 va a requerir exactamente lo mismo que requiere hacer cualquier otra actividad.
En épocas de pandemia, ir a un banco, al supermercado o viajar en el transporte público tiene su riesgo; por eso se exige moverse lo más protegido posible para reactivar al mundo en esta "nueva normalidad".