El Solar Impulse se prepara para la complicada misión de cruzar el Pacífico

Cada día
19 may 2015 , 07:32
Redacción

André Borschberg deberá soportar condiciones extremas mientras cruza el océano Pacífico.

 

Cada día, Borschberg volará a 28.000 pies, una altura similar a la del pico más alto del planeta, con temperaturas que oscilarán alrededor de los 55 grados en la cabina de este avión solar, despresurizado y sin calefacción.

 

En el vuelo desde Nankín, en China, hasta Hawai, a lo largo de 8.500 kilómetros, el experimentado aviador solo podrá descansar haciendo breves siestas (su asiento se reclina como una cama), ya que el piloto automático debe ser comprobado con bastante frecuencia.

 

 

"Es una gran oportunidad para descubrirme a mí mismo", aseguró.

 

Borschberg, que ha aceptado este inmenso desafío a los 62 años, aseguró que no empleará la cafeína como combustible personal: "Estoy convencido de que el café ayuda durante unas pocas horas, pero es negativo a largo plazo", explicaba a la AFP a principios de mes.

 

 

Si fracasa, implicaría una caída en pleno océano a centenares de kilómetros de cualquier equipo de salvamento, ya que ningún barco puede seguir al avión lo suficientemente rápido, incluso si la velocidad máxima del Solar Impulse (140 kilómetros por hora) es mucho más lenta que la de cualquier aparato convencional.

 

 

"En el peor de los casos, tenemos un paracaídas, tenemos una balsa salvavidas y sabemos cómo usarla. Por supuesto, esperamos no necesitar hacerlo", confió.

 

 

Las alas del Solar Impulse, más largas que las de un Boeing 747, están cubiertas con células solares que generan electricidad para impulsar al avión y tienen baterías de litio para que sus cuatro motores puedan funcionar durante la noche.

 

 

Bertrand Piccard, que pilotó el Solar Impulse en otras etapas del viaje, dijo que las condiciones meteorológicas son el mayor desafío para el viaje sobre el Pacífico. 

 

"Si empieza el mal tiempo, quizá no tenga suficiente energía para la noche", explicó a la AFP por videoconferencia.

 

"Por supuesto, el otro gran desafío para el piloto es el tiempo restante. Si el piloto automático falla o hay muchas turbulencias, será extremadamente difícil", advirtió Piccard.

 

 

Para combatir el estrés físico, el piloto se ha estado preparando con un instructor de yoga. "Le estoy enseñando a respirar, meditación y ejercicios de yoga. Estamos trabajando en todo el cuerpo, en la mente y en el espíritu", afirmó Sanjeev Bhanot. 

 

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