Irán condena a muerte Amir Nasr-Azadani, el futbolista que defiende derechos de mujeres: acusado de “enemistad con Dios”

No es el único caso de ejecuciones tras protestas por los derechos de niños y mujeres que Irán
Una persona revisa información sobre la amenaza de muerte al jugador de Irán, Amir Nasr-Azadani.()
14 dic 2022 , 06:44
Agencias

La ejecución "inminente" del futbolista Amir Nasr-Azadani, que estaba prevista para este 13 de diciembre en Irán, no se produjo todavía, pero el clima de terror se alimenta hábilmente en el país, con la difusión de noticias de nuevas sentencias de muerte.

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Amir Nasr-Azadani, de 26 años, es uno de tantos jóvenes condenados a ser colgados en público en Irán por haber participado en las protestas contra el régimen, en defensa de los derechos de las mujeres y las libertades básicas en su país.

La Federación Internacional de Asociaciones de Futbolistas Profesionales (FIFPRO) dijo que está "conmocionada y asqueada" por la noticia y ha pedido a través de sus redes sociales el levantamiento "inmediato" de la amenaza de pena de muerte contra Nasr-Azadani.

"FIFPRO está conmocionado por las informaciones acerca de que el futbolista profesional Amir Nasr-Azadani se enfrenta a la ejecución en Irán después de hacer campaña por los derechos de las mujeres y las libertades básicas en su país. Nos solidarizamos con Amir y pedimos la eliminación inmediata de su castigo", reza el comunicado.

Las polémicas de Irán en el Mundial Qatar 2022 han sido frecuentes. La de mayor repercusión fue en el primer partido donde no quisieron cantar el himno como acto de queja ante la situación que viven con el gobierno, pero después cambiaron de postura, según información extraoficial, por amenazas del Gobierno contra sus familiares.

Las protestas en Irán se agudizaron tras la muerte de Mahsa Amini, la joven que falleció después ser detenida por llevar el velo mal puesto.

El presidente del Tribunal Supremo de la provincia de Isfahán, Asadolá Yafarí, afirmó el domingo que Amir Reza Nasr Azadani ha sido acusado de “moharebeh” o “enemistad con Dios” por su supuesta participación en las protestas donde murieron tres agentes de seguridad, el pasado 16 de noviembre, en la ciudad de Isfahán.

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Por este mismo motivo, Irán ejecutó el lunes a Majid Reza Rahnavard, practicante de lucha libre, quien fue ahorcado tras ser condenado a muerte en un juicio sin garantías que duró apenas un día.

Hay nueve acusados de esos asesinatos y "hasta la fecha, se ha emitido la acusación para estos acusados pero no se ha dictado sentencia contra ellos”, según Yafarí.

"El acusado (Azadani) ha confesado abiertamente sus acciones criminales. También hay un vídeo de cámaras locales y hay suficiente documentación de que esta persona es miembro de un grupo armado, y la acusación se ha emitido en base a estos documentos”, defiende Yafarí.

Además de Nasr-Azadani, también fue condenado a muerte el actor de teatro Hossein Mohammadi.

Amir y Hossein para los jueces de la República Islámica son dos "traidores", han llevado a cabo actos de "guerra", socavaron la seguridad del pueblo y, por lo tanto, merecen morir.

Otro joven de 23 años que debería haber sido ahorcado este martes, Sedarat Madani, permanece suspendido entre la vida y la muerte: su principal acusador, el agente Mohammad Reza Qonbartalib, escribió en Twitter que había indultado a Sedarat y que la sentencia fue "suspendida y pospuesta"

Pero la magistratura iraní no confirmó la suspensión.

Anteriormente, en otro tuit luego eliminado, Qonbartalib solo había anunciado el aplazamiento de la ejecución durante 48 horas.

En definitiva, más que una ralentización de las ejecuciones por parte de las autoridades, los altibajos de los anuncios llevan a imaginar una estrategia para atemorizar a cualquiera que esté dispuesto a salir a la calle a nuevas manifestaciones.

En tanto, a pesar de la ferocidad de las autoridades exhibida el 8 de diciembre con el ahorcamiento en la madrugada del manifestante Mohsen Shekar, de 23 años, sobre las redes sociales rebotan los mensajes de activistas y gente común con el pedido de que los detenidos y condenados regresen a sus casas con vida.

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