Afectados por el huracán María en Puerto Rico esperan ayuda del Gobierno

Cables y escombros tirados tras el paso del huracán María por Yabucoa
27 sep 2017 , 11:26
Redacción

Puerto Rico espera ayuda del gobierno, mientras habitantes se apoyan mutuamente.

Algunos familiares ayudaron a Maribel Valentín Espino a encontrar un hogar cuando el azotó su localidad en el norte de Puerto Rico. Un rancho local proporciona el agua que necesitan para sobrevivir en el calor tropical.

 

Maribel y su esposo dicen que no han visto a nadie del desde que la tormenta barrió la isla el 20 de septiembre. El huracán dejó al menos  16 personas fallecidas y casi todos los 3,4 millones de habitantes sin electricidad y  sin agua corriente.

 

Mientras enseñaba el martes a periodistas de los restos empapados de su casa, Maribel dijo que estaban esperando la ayuda de la FEMA.

 

Muchos esperaban ayuda del gobierno federal o el puertorriqueño. Pero la devastación es tan amplia y los esfuerzos de auxilio tan concentrados en San Juan que mucha gente fuera de la capital dice haber recibido poca o ninguna ayuda.

 

Maribel, su esposo y su hijo adolescente viven en una de esas zonas, Montebello, a 20 minutos por carretera de la localidad costera de Manatí, en el norte, en una zona montañosa que antes mostraba bosques frondosos. Los vientos del huracán, de categoría 4, arrancaron las hojas y dejaron los árboles desnudos como palos.

 

 

La misma queja se oía en la ciudad sureña de Yabucoa, la primera golpeada por

 

En un río cercano, docenas de personas se congregaron para bañarse y lavar ropa, mientras protestaban por la falta de ayuda.

 

La gente recoge agua de pozos y arroyos, despeja carreteras y repara sus casas cuando no espera en filas que duran un día entero para conseguir combustible. Para la mayoría, el único indicio visible de autoridad son policías que dirigen el tráfico, un servicio clave porque los semáforos han dejado de funcionar en toda la isla.

 

 

Los empleados de distintas agencias federales proporcionaron combustible a hospitales y llevaron comida y agua que se necesitaba con desesperación en poblaciones afectadas de toda la isla. Han reparado los sistemas de control de tráfico aéreo y devuelto la electricidad al aeropuerto, que recibe unos 100 vuelos al día pero está lejos de funcionar al ritmo normal.

 

Los agentes estadounidenses también han prestado seguridad en toda la isla, y la Guardia Costera trabaja con autoridades locales para restaurar puertos de mar, un vínculo vital porque Puerto Rico depende casi por completo de las importaciones.

 

Además, y a inspeccionar y buscar formas de evitar el colapso de una presa cerca de la localidad occidental de Quebradillas.

 

han dicho que pedirán más de mil millones de dólares de asistencia federal y

 

Aun así, es difícil negar que la respuesta es diferente a otras anteriores. Después de los algo que obviamente no es posible en una isla situada 1.600 kilómetros (1.000 millas) al sureste del continente.

 

el ejército de Estados Unidos envió barcos y el cielo parecía lleno de helicópteros de transporte y aviones con ayuda de emergencia, aunque la escala de ese desastre era mucho mayor.

 

y las autoridades dicen que el coste de la recuperación dejará en poco el del duro huracán Georges en 1998. Sea cual sea la factura final, Valentín confía en que tenga en cuenta a gente como ella, y afirma que si la FEMA les ayuda, reconstruirán de nuevo.

 

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