6 claves para entender el aumento de las tensiones entre israelíes y palestinos en Jerusalén

El domingo, palestinos oraron ante las fuerzas de seguridad israelíes.
24 jul 2017 , 10:55
Redacción

Un detonante de protestas fue la instalación de detectores de metales en lugar sagrado.

 

El detonante de las protestas fue la decisión israelí de instalar detectores de metales en un lugar sagrado tanto para musulmanes como para judíos en la ciudad vieja de Jerusalén Oriental.

 

Se trata de un sitio religioso conocido por los musulmanes como Haram al-Sharif y por los judíos como el Monte del Templo.

 

Además, las autoridades de Israel colocaron cámaras de circuito cerrado de televisión cerca de una entrada a este lugar.

Estas medidas fueron tomadas después de la muerte de dos policías israelíes en esa zona el 14 de julio pasado.

 

Además, aunque todavía no quedaron claros los motivos del incidente, , que se suman a otros sucedidos el fin de semana.

La comunidad internacional está al tanto de los incidentes y no demoró en manifestar su preocupación por la escalada de violencia.

 

 

Los judíos veneran el Monte del Templo porque, según la Biblia, allí se produjo el sacrificio de Isaac. Es el lugar más sagrado para el judaísmo.

 

Sin embargo, en esa zona también se encuentra la mezquita de Al Aqsa, el tercer sitio más sagrado en el Islam, después de la Meca y la ciudad de Medina.

 

La zona, en Jerusalén Oriental (o Jerusalén Este), originalmente territorio palestino, permanece bajo ocupación israelí desde la Guerra de los Seis Días de 1967.

El gobierno de Israel justifica su decisión señalando que los tres árabes israelíes que llevaron a cabo el tiroteo del 14 de julio fueron capaces de ingresar al sitio sagrado con armas de contrabando.

 

Por ello argumenta que se necesitan detectores de metales para prevenir ataques similares.

 

Los enfrentamientos entre manifestantes palestinos y fuerzas de seguridad de Israel continuaron el domingo.

 

Durante aquel incidente, la policía persiguió a los atacantes y los mató.

 

Sin embargo, los palestinos se oponen enérgicamente a la instalación de estos dispositivos.

 

Ellos lo ven como un movimiento de Israel para afianzar más su control sobre el sitio sagrado y como una violación de acuerdos de acceso de larga data.

 

Muchos palestinos optaron por orar en las calles en lugar de ingresar al sitio sagrado pasando por los detectores de metales.

 

 

Tres palestinos murieron en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad israelíes el viernes, mientras miles de personas protestaban en Jerusalén Este, Amán y la Cisjordania ocupada.

Eran Mohammad Abu Ghannam, de 19 años; Muhammad Sharaf (19), y Mohammad Lafi (18), según el Ministerio de Salud palestino.

 

Más tarde, tres civiles israelíes fueron apuñalados y murieron en un asentamiento judío en la Cisjordania ocupada, por un palestino que entró en una casa.

 

Eran Yosef Salomon (70), y sus hijos Chaya (46) y Elad (36), según funcionarios israelíes.

 

La esposa de Salomon, Tova, también resultó herida pero sobrevivió.

 

Algunos ministros israelíes han dicho que el agresor de 19 años responsable del ataque del cuchillo del viernes debe recibir la pena de muerte, una opción de sentencia que sigue disponible en los tribunales militares de Israel pero que no se ha utilizado desde 1962.

 

Muchos palestinos optaron por orar en las calles en lugar de ingresar al sitio sagrado pasando por los detectores de metales.

 

Al menos un palestino murió un día después, durante enfrentamientos callejeros el sábado, según el Ministerio de Salud palestino.

 

Lo identificó como Oday Nawajaa de 17 años de edad.

 

Los enfrentamientos entre manifestantes palestinos y fuerzas de seguridad de Israel continuaron el domingo.

 

 

Se especuló que las cámaras de circuito cerrado reemplazarían a los detectores de metales, pero medios locales señalaron que fuentes de seguridad israelíes negaron el caso.

 

Los funcionarios palestinos aún no se pronunciaron oficialmente ante su instalación en este fin de semana.

 

La polémica tiene que ver con un sitio religioso conocido por los musulmanes como Haram al Sharif y por los judíos como el Monte del Templo.

 

 

Es difícil decirlo, pero algunos altos funcionarios del gobierno del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, han sugerido que así será.

 

"Van a permanecer. Los asesinos nunca nos dirán cómo buscar a los asesinos", le dijo el ministro de Desarrollo Regional, Tzachi Hanegbi, a la radio oficial del Ejército israelí.

 

Sin embargo, el mayor general Yoav Mordechai, un alto funcionario, pidió a los musulmanes que presenten otras sugerencias para asegurar el sitio.

 

Por su parte, el ministro de Seguridad Pública de Israel, Gilad Erdan, también abrió la posibilidad de que los detectores sean remplazados por otras medidas, como disponer de más policías y colocar cámaras de seguridad con tecnología de reconocimiento facial.

 

Los analistas dicen que el gobierno israelí no quiere dar la impresión de que cede ante la presión palestina.

 

Las fuerzas israelíes apelaron a maquinaria pesada para dispersar las protestas palestinas.

 

 

El presidente palestino, Mahmud Abás, ordenó congelar todo contacto con Israel mientras los detectores de metales permanecen instalados, aunque no está claro si esto se extenderá a los acuerdos de seguridad palestino israelíes.

 

Mientras tanto, las autoridades musulmanas que supervisan la mezquita de al Aqsa dicen que rechazan cualquier cambio en el status quo.

 

 

Los palestinos se oponen enérgicamente a la instalación de detectores y cámaras.

 

 

El domingo, la Liga Árabe, una asociación regional de países, dijo que Israel estaba "jugando con fuego" y que "ningún árabe o musulmán aceptará violaciones" contra sitios sagrados en Jerusalén.

 

El Papa Francisco, hablando desde la Plaza de San Pedro del Vaticano el domingo, dijo que estaba "siguiendo con temor la grave tensión y violencia de los últimos días en Jerusalén" y pidió moderación y diálogo.

 

Por su parte, la Casa Blanca dijo que está "muy preocupada" por las tensiones que rodean el lugar sagrado y que trabaja con Israel y Jordania, para encontrar una manera de desactivar la crisis.

 

El Consejo de Seguridad de la ONU discutirá acerca de esta crisis en su sesión de este lunes.

 

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