Fito Páez, comunión y exorcismo

El cantautor Fito Páez ofreció en Samborondón el recital “Solo piano”
07 oct 2015 , 06:33
Redacción

El cantautor ofreció ayer en Samborondón el recital “Solo piano”.

 

 

La luz amarilla que caía sobre el piano Steinway & Sons, negro como el escenario, sugería una atmósfera íntima. Después de todo, era el, no un estadio ni un bar, el sitio que albergaría el recital “Solo piano”, del músico argentino,

 

Los flashes de los celulares y las sillas dispuestas en el escenario eran un bomba que amenazaba con estallar pues los asistentes estaban a punto de presenciar un espectáculo de altura. Y cuando el genio, flaco y vestido de negro, saludó a la audiencia a las 20h47, sus demonios hablaron por él: Y yo no soy así, entonces quiero que este concierto sea un exorcismo...”.

 

Sin más preámbulo sonó . Con este tema, Páez encendió el ánimo de los más de mil espectadores que lo acompañaban, y tras eso llegó “Cable a tierra”, en la que permitió que la audiencia lo acompañara en los versos más sentidos. Se dispuso entonces a presentar una composición de otro ícono del rock latino: , pero las interrupciones de los espectadores lo sacaron de casillas.

 

Más cautos tras el reproche, los asistentes disfrutaron con compostura de , pero cuando llegó , la emoción desbordó a la audiencia, que movía sus brazos como una barra deportiva -quizás como un mantra- mientras coreaban: “nuestra vida es un lecho de cristal/un lecho de cristal”.

 

Pero Fito también tiene sus ídolos y no escatimó en halagos a los músicos que él admira. Por ello incluyó "El breve espacio en que no está", interpretado tantas veces por , y "Los ejes de mi carreta", de

 

Poseído por el dios de la música, Páez contagió al público de sus clásicos espasmos frente al piano al tocar

 

Cuando el artista se sintió listo para revelar cómo y por qué nació la romántica ”, fue interrumpido nuevamente por un par de espectadores que vociferaban nombres de mujer. “No importa che”, reclamó Fito. Lo que importaba es que esta canción, compuesta en pocos minutos, evitó que Fito fuera echado de casa y le aseguró más de una década de amor.

 

El espectáculo continuó al ritmo de . En esa ocasión el gran coro se adelantó al cantante, mientras él se empeñaba en dar cátedra del disfrute sin redes, sin ringtones, sin apuros: “Déjenme cantar”, pedía al público. “Ustedes tienen derecho a cantar, lo que pasa es que están en el lugar incorrecto”. Y aunque el tema de 1999 parecía un final perfecto para esta fiesta íntima de rock y piano, el argentino aún tenía sorpresas guardadas.

 

Tras una falsa salida y un cambio de ropa Fito trazó un pacto con los asistentes: Fue el momento de la comunión. De pie sobre el horizonte del escenario, lejos del piano, ofreció su corazón... y su voz: “¿Quién dijo que todo está perdido? Yo vengo a ofrecer mi corazón”.

 

Complacido, dio todo de sí enEl teatro le devolvió la entrega saltando con Fito había cumplido, se despidió del escenario pero -una vez más- regresó para finalizar con , ante la sorpresa de quienes ya habían abandonado las sillas y se amontonaban a sus pies.

 

A las 22h10 estrechó manos y cantó su adiós, sonriente y comprensivo con un público que olvidó su frenesí por una hora y media para apreciar la poderosa belleza de lo simple:

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