¿Cómo George Michael convirtió en arte y venganza su incidente en un baño?

26 dic 2016 , 09:50
Redacción

"No tengo problemas con que sepan que tengo una relación con un hombre", dijo el artista.


A pesar de que el monstruo de la depresión siempre le acompañó, (que murió a los 53 años el 25 de diciembre de 2016) era un tipo salvajemente hedonista y profundamente sarcástico. Según una nota de diario El País, de España, las dos cosas las demostró después de caer en una trampa ultrajante e indigna que le tendió un policía. Era 1998 y George Michael exhibía su figura de estrella del pop millonaria de 35 años. Había alcanzado el éxito con el dúo Wham!, que dejó en la cumbre, y a finales de los noventa gozaba de una reconocida carrera en solitario. Un blanco fácil e indiscutible.

Una tarde, el cantante entró en unos baños públicos de Will Rogers Memorial Park, en Beverly Hills (Los Ángeles). Un policía, de civil, le siguió. Los dos se insinuaron y, cuando iban a mantener relaciones sexuales, el agente se identificó y arrestó al músico. En una entrevista a la cadena estadounidense CNN, Michael expresó los sentimientos sobre el incidente: "Lo que siento no es vergüenza. Me siento estúpido, imprudente y vulnerable por haber expuesto mi sexualidad de esa manera".

El músico fue condenado con 800 dólares y 80 horas de servicios sociales. El capítulo parecía cerrado en ese momento. Pero Michael tenía preparada una ácida venganza. A los pocos días de aquello, el músico entra en el estudio para grabar la canción Outside (Fuera). "Oh, sí, he sido malo./Doctor, ¿qué se puede hacer conmigo?/ Es que pienso en ello todo el rato, 24 horas al día, 7 días a la semana./ Ya he prestado mis servicios a la comunidad (aunque ya lo había hecho antes)./ Nunca lo había confesado".



Michael aprovechaba el incidente para salir oficialmente del armario y confesar su homosexualidad (siempre hubo rumores, pero nunca una declaración al respecto). Y lo hacía mordazmente con la letra de la canción Outside. Días después, declararía: "Quiero decir que no tengo problemas con que la gente sepa que, en estos momentos, tengo una relación con un hombre".
Lo mejor, sin embargo, estaba por llegar. Para el video de la canción, el músico iba a preparar su gran venganza.

El material audiovisual arranca con una parodia de una película europea erótica de los años setenta. Hasta que se interrumpe bruscamente. Un policía enseña una placa y la historia da un salto a Hollywood. El vídeo acaba con dos uniformados, que han estado deteniendo a parejas por toda la ciudad, besándose apasionadamente.

La nota del diario español recuerda que a los pocos días, Marcelo Rodríguez, el gendarme que detuvo al músico en los baños de aquel servicio público, muerde el anzuelo: pone una demanda al músico y le reclama 10 millones de dólares . "En esa grabación se está burlando de mí", alegó el agente. El tribunal, sin embargo, no admitió la demanda. Una sonrisa socarrona se debió dibujar en ese momento en el rostro del cantante. Fue su victoria.
 

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