¿Noboa, bajo ataque externo?
En estos días de feriado, la noticia más comentada en las reuniones familiares fue el informe de inteligencia de las fuerzas militares, que se coló por redes sociales, advirtiendo un posible ataque terrorista contra el presidente Daniel Noboa y varias figuras de su entorno político. Además de la planificación de ataques contra puentes, bancos y otras instituciones del Estado.
Según la divulgación, grupos vinculados a organizaciones criminales podrían venir desde México para montar estos atentados. La gente se quedó preocupada y, en su mayoría, cerró filas de respaldo alrededor del presidente bajo un concepto de seguridad nacional.
Como FF.AA. confirmó la veracidad del informe, el hecho se volvió noticioso y adquirió una dimensión política. Visto en perspectiva, le favoreció al Régimen en estos días en que los gobiernos de Venezuela, Colombia, Nicaragua y México han cuestionado la legitimidad de las elecciones donde Noboa venció a la correísta Luisa González por más de 11 puntos.
Por tanto, cabe preguntarse si en otras condiciones se hubiera filtrado este documento con tanta facilidad y si las fuerzas de inteligencia hubiesen manejado una alerta de este tipo con mayor cautela. En términos de defensa y políticas de seguridad, lo indicado no es alentar el nerviosismo de la población ni generar zozobras que luego resulten incontrolables.
No obstante, estas amenazas sirvieron a Noboa porque la gente habló de ellas sin darle más bola a las denuncias de fraude –jaladas de los pelos, por cierto- que apuntó Rafael Correa.
Si acaso el fraude fue tema de conversación, las críticas subieron de tono cuando se lo asociaba a esta tesis conspirativa contra el mandatario.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, tuvo el desacierto de comprarse el pleito y rechazar, mediante un comunicado oficial, cualquier participación en estas amenazas. Por cierto, en el informe de inteligencia se hablaba de sicarios de México y otros países, nunca de su gobierno, por lo cual no cabía una respuesta de esa magnitud.
Con el paso de los días se hablará menos del informe militar. Para el Gobierno ya no será necesario enfocarse en la transparencia de su elección, puesto que el CNE no encontró irregularidad alguna sobre la enorme diferencia de más de un millón de votos que Noboa sacó a González. Y si Rusia, Brasil y China han reconocido la reelección, lo que digan dictadores como Nicolás Maduro o Daniel Ortega, con sobrado cinismo, pesa muy poco.
Lo importante, por ahora, es bajar las tensiones con el presidente de Colombia, Gustavo Petro, pues ese país sí es importante para Ecuador sobre todo en temas como la interconexión eléctrica y coordinación en seguridad. La prudencia de Noboa al evitar responder las ocurrencias de Petro demuestran que un paso en falso puede complicar las cosas con un homólogo que necesita de cualquier escándalo para victimizarse y distraer la conversación de los colombianos que, por supuesto, hoy no le favorece.
Lo de Sheinbaum sí parece un caso perdido. La mandataria desestima el peso del castigo popular que los ecuatorianos propinaron al correísmo y su agenda de impunidad y denuncias de corrupción, donde el pretendido escape de Jorge Glas fue el acto central de esa tragicomedia.
México gravita en la política latinoamerica, por lo que hay que unir esfuerzos para que las cosas bajen de tono. Ello no ha ocurrido, a pesar de que el tiempo ha demostrado que albergar a Glas en el Embajada mexicana ha minado más la reputación, puertas afuera, de AMLO y su sucesora que la del propio Noboa.
Urge que Carondelet cuide de su política exterior. Estuvo claro que el apoyo de EE.UU. versus el oprobioso reconocimiento a la dictadura de Maduro, por parte de González, definió el resultado electoral del 13 de abril.
Pero esto no es suficiente para sortear todo el cabildeo transnacional que Correa está dispuesto a emprender con tal de golpear al nuevo gobierno de Noboa. La forma como AMLO boicoteó el ingreso de Ecuador a la Alianza del Pacífico, en tiempos de Guillermo Lasso por el simple hecho de no estar alineado al correísmo, fue solo una muestra de que nunca habrá enemigo pequeño.