Niels Olsen y el Ecuador de siempre
Con 80 votos, el oficialismo puso en la Presidencia de la Asamblea a un cuadro cercanísimo a Daniel Noboa. Niels Olsen le ceñirá la banda el 24 de mayo y comandará al primer poder del Estado.
Victoria apretada para el Gobierno porque esos 80 votos mostraron su fragilidad, no solo por la demora manifiesta en unos cinco escaños a la hora de tomar dicha decisión. También porque se enredaron los acuerdos para elegir a la segunda vicepresidenta, así como a otras dignidades como secretario y prosecretario.
Se entiende que las tensiones sobre la segunda y tercera vocalías del CAL tienen que ver con la desesperación del correísmo por ocupar esos dos espacios dentro de lo que, por el momento, se ve como la aplanadora gobiernista.
Lo ocurrido la mañana y tarde de este 14 de mayo, en la Asamblea, demuestra que Niels Olsen tendrá que lidiar al Ecuador de siempre, más allá de sus frases positivas de cambio y renovación. La mayoría alcanzada tiene como objetivo repartirse espacios y cuotas de poder, lo cual es lícito y sobre ello no debe haber mayores críticas.
Pero sí cabe prender una alerta, pues es muy probable que, en adelante, al Régimen le falten cuatro votos para aprobar sus leyes o para garantizar que el Pleno se allane a los vetos de Carondelet.
El Ecuador de siempre significa depender políticamente de dos fuerzas tradicionales que han hostigado a los presidentes de la República el momento de enfrentar decisiones fundamentales. El PSC y sus cuatro legisladores, así como Pachakutik y sus camaleónicas facciones de seis votos, por un lado, y tres por otro, pueden desvanecer los sueños de gobernabilidad de Noboa en cualquier momento, así le hayan entregado la Segunda Vicepresidencia.
Y como hay pocos votos de donde rascar nuevos apoyos, resulta que nueve legisladores indígenas o cuatro socialcristianos valen más que 66 del Gobierno.
Así de relativa es la aritmética parlamentaria del Ecuador. Una mala noticia para los ciudadanos y un pésimo incentivo para que Noboa desista de la Asamblea Constituyente, pues no se ve por dónde lograr los 2/3 de respaldo (101 escaños) para las reformas constitucionales, a menos que Olsen tenga la habilidad de generar consensos en nombre de la patria.
El pésimo experimento de la RC5 de auto partir su gran bloque con el propósito de tener dos sillas en el CAL demuestra que será muy difícil para el Régimen lograr acuerdos sostenidos sobre reformas políticas que, por el contrario, el correísmo defiende con uñas y dientes. Por ejemplo, la eliminación del Consejo de Participación Ciudadana.
Olsen tendrá que desarrollar, muy rápido, habilidades políticas —por ahora no tiene conocimiento legislativo— para comandar con orden, eficiencia y compromiso las votaciones parlamentarias y evitar así que estas se dispersen a medida que la popularidad de Noboa decaiga.