24 nov 2023 , 07:38

Quito: 18 casas abandonadas son foco de inseguridad en La Mariscal

En sus operativos, la Policía Nacional ha encontrado licor y narcóticos en esas viviendas. Los moradores han colocado carteles para advertir sobre las zonas peligrosas del sector.

Al caminar por la noche en La Mariscal, en el centro-norte de Quito, los primeros personajes que aparecen son los enganchadores. Se congregan en la Plaza Foch y se encargan de captar clientes para los bares, lo cual genera malestar.

Los pocos visitantes dicen que la av. Amazonas es un riesgo. “En cada esquina se huele a marihuana”, contó el visitante Manuel Pacha. Los comerciantes confirman que este problema se agravó con la pandemia, pues varios locales quebraron y la mendicidad se ha tomado la zona.

Los policías recorren la zona todas las noches para frenar el consumo y venta de droga. En sus operativos, los uniformados han encontrado individuos que llevan pipas artesanales.

En sus controles, los agentes han hallado dosis de droga oculta en árboles. Dicen que son los denominados “brujos” que la esconden para luego venderla. Para la Policía Nacional, la mendicidad es una de las causas de la inseguridad. “Hacen robos de oportunidad. Piden dinero a la gente y luego quitan las pertenencias”, dijo Freddy Borja de la Policía.

Otro problema es que hay 18 casas abandonadas en donde pernoctan habitantes de calle. En sus intervenciones en esos sitios, los uniformados han encontrado licor y narcóticos.

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Carteles de advertencia por la inseguridad

La Mariscal tiene varias realidades. En una viven los habitantes y comerciantes, quienes han buscado algunas maneras de llamar la atención de las autoridades ante la falta de respuesta.

Por eso, a través de carteles, decidieron exponer los lugares inseguros del sector en donde hay venta de droga. “Hay mucho consumidor de estupefacientes y no podemos salir de la oficina. Nuestros clientes se quejan de que hay mucha delincuencia”, dijo Isabel Sánchez.

Los moradores y comerciantes sienten que el desorden y el miedo se apoderan del sector. “Debemos estacionar los carros en parqueaderos privados para tener confianza. No se puede sacar el teléfono para buscar una dirección porque es peligroso”, dijo el vecino Mauricio Escandón.

La Mariscal es un barrio de dos caras. Por una parte sigue siendo ese sector encantador en donde todavía hay lugares en los que se puede caminar con libertad y seguridad. Otros espacios, en cambio, han sido tomados la delincuencia o habitantes de calle.

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