Quito: Los retos que Pabel Muñoz tendrá que afrontar como alcalde de la capital

Quito está a poco más de dos meses de recibir a su nuevo alcalde. Pabel Muñoz, exasambleísta, catedrático y partidario de la Revolución Ciudadana, alcanzó la silla municipal después de obtener el 25% de la votación capitalina en las pasadas elecciones.

Sin embargo, lo dicho denota un serio problema de fragmentación política y social entre los habitantes de la segunda ciudad más grande del país. ¿Qué planes sostiene Muñoz para recuperar la identidad de Quito?

En el programa Políticamente Correcto de este domingo 12 de marzo, el nuevo alcalde de la capital aseguró que su régimen estará dispuesto a dialogar y trabajar en conjunto con la ciudadanía, así como con sus adversarios políticos. Expuso que la clave para el desarrollo de Quito está en un trabajo democrático y colaborativo con todas las partes que lo conforman.

Muñoz sostiene que la inseguridad, el desempleo, la pobreza y la movilidad son los principales problemas de Quito. Antes de solucionarlos, tiene la dura tarea de primero solventar la crisis política que pone en riesgo la calma de sus habitantes. La situación que enfrenta el presidente Lasso es una de ellas. Muñoz sostiene que el presidente le debe respuestas a los ecuatorianos, y que tiene que enfrentar el proceso político.

Lejos de una visión subjetiva, Pabel Muñoz se abstuvo de responder si Lasso debe o no ser destituido vía juicio político. Pero enfatizó que puede hacer de intermediario si la crisis así lo necesita.

El nombre de Fernanda Racines suena con fuerza en la oponión pública como posible nueva vicealcaldesa de la capital. Para Muñoz es una posibilidad, pues expuso que buscará posesionar una persona cercana a la Revolución Ciudadana, si suma el apoyo suficiente en el Concejo.

"Tuve una primera reunión con los concejales, la mayoría de los 21 me dio su apoyo en mis decisiones", expuso el exasambleísta.

Fernanda Racines es correísta, aunque muy cercana a Pabel Muñoz por haber trabajado con ella nueve años. Y es que él supone que un alcalde debería trabajar lo más posible, "...y no cuidarse la espalda la mitad del tiempo".

Según cifras del propio Municipio de Quito, cada cuatro años, el nuevo alcalde aumenta un 7% la nómina de empleados que trabajan en el edificio central capitalino. Hoy, hay cerca de 10.200 trabajadores dentro de la institución, lo que supone un exceso burocrático en las mesas municipales.

Pabel Muñoz aseguró que su Alcaldía "no funcionará como agencia de empleo ni botín político de nadie". Avisó que disminuirá la cantidad de trabajadores en el edificio, con el análisis y justificación debida.

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Muñoz dijo que el gran movilizador de la economía quiteña será el sector privado. Según recientes conversaciones, cerca de 6 mil millones de dólares se invertirían en el desarrollo de la capital. "De ese dinero, cerca del 90% proviene del sector privado", expuso.

Esto, dice Muñoz, servirá para solventar necesidades sociales que aquejan a la mayoría de los ciudadanos; como subsidiar el Metro de Quito, que costaría 40 millones de dólares al año; y la recuperación de los Guagua centros creados en la Alcaldía de Mauricio Rodas.

En Quito hay 456 barrios no regularizados, algunos se encuentran en zonas de riesgo como quebradas y canteras. El plan de la siguiente Alcaldía supondrá un trabajo en colaboración con la empresa privada, para lograr reubicar a los barrios más necesitados en zonas que carecen de población.

La mayoría de los planes del próximo alcalde, según dice, se verán inmediatamente después de su posesión el 14 de mayo. Muñoz busca aliarse con una mayoría que, al igual que él, busque el desarrollo de una ciudad triste, lejos de intereses partidistas.