25 feb 2024 , 18:38

Ecuavisa en la Antártida| Así es una jornada en la estación ecuatoriana para cocineros, militares y científicos

Ecuador tiene la estación Pedro Vicente Maldonado en donde trabajan desde cocineros hasta científicos.

En la estación Pedro Vicente Maldonado, en la Antártida, cada día arranca muy temprano, aunque para algunos más que para otros. Cocineros, militares, científicos, conviven en el mismo espacio.

Óscar Morán y Antonio Ruales son los cocineros. Antes de las seis de la mañana están de pie, mientras el resto de los expedicionarios siguen durmiendo.

El menú que preparan no es al azar, se planifica la noche anterior para que sea lo más equilibrado posible, siempre pensando en las necesidades nutricionales del equipo.

Una última limpieza a la cocina y a preparar el desayuno, pero antes, el mensaje de voz para que su familia sepa que está bien y ha empezado una nueva jornada a más de 7 000 kilómetros de casa.

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Luego se unen los rancheros, su función es alistar todo y servir al personal. Arreglan y dejan lista la mesa. Cada día son dos personas y todos los miembros de la expedición cumplen esta función a su turno, sean marinos o científicos. Parte del ritual, apuntar en la pizarra los días que faltan para concluir la misión.

Con un sonido de silbato se levanta a todo el personal de la estación, es el llamado para que se alisten y vayan a desayunar.

Todo empieza con una oración antártica, una manera de augurar éxito en cada expedición.

La formalidad militar siempre está presente. Vestidos con sus trajes aislantes, personal militar y científico se forma en el exterior para izar la bandera ecuatoriana y la de la Armada cantar el Himno Nacional y darse ánimo para la jornada por delante.

En los días que el tiempo lo permite, los científicos abordan los botes y se reparten por las islas de la zona para recoger sus muestras mientras el personal de la armada cumple las tareas asignadas.

Darle mantenimiento a una lavadora, pintar, soldar, amarrar cualquier elemento que pueda volar con el viento o hacer el papeleo necesario de cualquier reparto militar es parte de la rutina.

En cuanto a las tareas de limpieza, cada quien cumple con su parte antes de emprender sus actividades.

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Concluida la jornada, hay tiempo para el relax y el ejercicio. Jugar un partido de Ping Pong o emplear el gimnasio, finalmente vuelven a la mesa en la noche para la reunión en la que se evalúan las actividades realizadas y se planifica la próxima jornada.

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