06 sep 2015 , 12:26

Expertos de Comisión Interamericana de Derechos Humanos: Los 43 estudiantes no fueron incinerados en el basurero

Expertos de la CIDH revelaron el informe que elaboraron sobre este caso.

Los 43 estudiantes que desaparecieron el 26 de septiembre de 2014 en el sur de México "no fueron incinerados en el basurero municipal de Cocula", reveló hoy el grupo de expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que estudió el caso.

 

En el informe del caso elaborado por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) y presentado hoy en la capital mexicana, se explica que se llega a esa conclusión a partir del resultado de un peritaje realizado por José Torero, un reconocido especialista en incendios. 

 

 

LEA: Identifican restos de uno de los 43 estudiantes mexicanos desaparecidos

 

 

"No existe ninguna evidencia que apoye la hipótesis generada en base a testimonios de que 43 cuerpos fueron cremados en el basurero municipal de Cocula", indica informe enviado a México hace seis meses por la CIDH.

 

En sus cerca de 500 páginas, la pesquisa independiente critica la inacción de las fuerzas federales y pone sobre la mesa un "elemento clave" que no ha sido considerado por la fiscalía: un quinto autobús que pudo transportar droga al momento del ataque.

 

Esto pone en jaque al gobierno de Enrique Peña Nieto, cuya popularidad se ha ido a pique a raíz del trágico crimen.

 

 

(VIDEO) México no olvida a los 43 estudiantes

 

 

Alegando detentar una "verdad histórica", la fiscalía mexicana concluyó que, la noche del 26 de septiembre pasado, decenas de estudiantes de la escuela de maestros rurales de Ayotzinapa (Guerrero, sur) fueron atacados por sicarios y policías corruptos en la cercana Iguala mientras tomaban a la fuerza cuatro autobuses para sus movilizaciones políticas.

 

Luego, los policías habrían entregado a los 43 estudiantes -conocidos por su beligerante ideología de izquierda- a narcotraficantes del cártel local Guerreros Unidos, quienes los asesinaron por sospechar que eran miembros de un cártel rival.

 

Siempre según la fiscalía, los cadáveres fueron incinerados en un basurero del cercano poblado de Cocula y arrojados a un río.

 

 

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