09 jul 2015 , 04:12

Édison Cosíos da pequeños, pero firmes pasos de recuperación

Hernán Salazar, responsable de su estado, cumple una condena de 5 años.

Édison Cosíos, estudiante del colegio Mejía, que fue impactado por una bomba lacrimógena el 15 de septiembre del 2011, cumplió 21 años y ya puede comunicarse a través de señas con su familia.

 

Su madre considera a su hijo un luchador y no pierde la esperanza de que siga evolucionando en su salud. 

 

Ya desde ese hecho han transcurrido 4 años. En aquel entonces, el joven quien era todavía menor de edad no podía moverse.

 

Ahora, el muchacho recuperó el movimiento en su mano derecha y se comunica con su familia a través de señas como nos relata su madre, Vilma Pineda.

 

“Poco a poco. No le puedo decir que fue de la noche a la mañana, pero los logros han sido muchos porque él nos entiende. Conversamos por medio de su manito ahora, pero podemos tener una comunicación, una conversación, podemos saber lo que le pasa, si algo le duele”, expresó Pineda.

 

Cuando ocurrió el incidente los médicos le practicaron a Édison 6 operaciones en el cerebro y pronosticaron que se quedaría en ese estado de por vida, por lo que su evolucíon llena de alegría a la familia. 

 

“Siempre dije que yo se lo entrgué a mi hijo a Dios y Él está haciendo su obra. Él está obrando en él y Édison está aquí y sigue demostrando que él quiere vivir y quiere salir adelante”, afirmó llena de esperanza Pineda. 

 

A diario, Édison recibe terapias físicas y psicológicas para ayudarle a recuperar la motricidad en el cuerpo. Su doctora explica que el avance es significativo.

 

“El avance que vi en Édison es increíble. En realidad él ahora se comunica con nosotros. A él le gusta mucho que vengamos, él trabaja adecuadamente”, refirió Esteffani Pozo, psicóloga clínica que atiende a Édison. 

 

El responsable de lanzar la bomba lacrimógena al joven fue el teniente de Policía, Hernán Salazar, quien actualmente cumple una condena de 5 años. Hace 15 días Édison cumplió 21 años y su madre mantiene la esperanza de que su mejoría continúe. Pineda manifiesta que mientras su hijo siga vivo, luchará por verlo levantarse de su silla. 

 

“¿En dónde les pides el beso a las chicas guapas?”, pregunta Pineda, mientras Édison, lleva sus manos a los labios. “Yo soy realista, muy realista, pero yo no pierdo la fe. Si un día me dijeron, mire, Édison se va a morir, Édison está vivo. Entonces, ¿por qué no tener las perspectivas muy arriba?”, reflexionó la madre del joven. 

 

Coraje y fuerza que mantiene con vida a este joven, quien al despedirse nos apretó fuerte la mano y nos prometió que seguirá luchando por salir adelante.

 

Noticias
Recomendadas