¿Hacia dónde va Quito? Los cinco problemas que frenan el crecimiento de la capital

Quito, una ciudad de 2,6 millones de habitantes, enfrenta cinco problemas estructurales que sus ciudadanos reclaman resolver, algunos desde hace décadas.

Aunque combina historia, cultura y modernidad, la capital arrastra desafíos que, si no se atienden a tiempo, seguirán empeorando su calidad. Tres expertos analizaron las posibles soluciones en el programa Políticamente Correcto.

En Quito hay cerca de 20 mil km de vías urbanas, pero en 12 años apenas se han soterrado 71 km de cables aéreos, acumulados entre postes y bautizados por los ciudadanos como “tallarines”. Según la Alcaldía, más del 60 % de esos cables ya no tiene uso, pero el proceso para retirarlos avanza lentamente.

A esto se suma otro tipo de contaminación visual. El arquitecto y urbanista Esteban Najas recuerda que “hace un mes, la ciudad tenía 150 vallas publicitarias legales y 900 ilegales. Así, uno ya no puede ver los paisajes porque se topa con carteles gigantes de diferentes marcas”.

Najas también señala el aumento de pantallas LED, cuyos altos niveles de luminosidad afectan a barrios enteros. “Las compañías deberían pensar en hacer esa misma publicidad en redes sociales antes que empapelar la ciudad”, afirmó.

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Quito crece demográficamente a un ritmo del 1,6 % anual, lo que se resumen un sistema vial casi colapsado. Según el Municipio, hay más de 600 mil vehículos registrados; es decir, uno por cada cuatro habitantes. Por este exceso de autos, los traslados entre el sur y el norte pueden tardar más de tres horas.

Para Mónica Varea, escritora y directora de la Librería Rayuela, la ciudad perdió espacios que antes invitaban a caminar. “Ahora nos dominan los autos, cada vez hay más centros comerciales y avenidas gigantescas”, dijo.

Varea nombra a este fenómeno como la falta de apropiación ciudadana. Por ello, pide que los quiteños se organicen entre barrios para recuperar “los pocos espacios que quedan”.

Por otra parte, Andrés Ortiz, académico y analista político, reconoce que el Metro subterráneo alivió parte del caos vehicular, pero insiste en que falta una planificación completa desde las autoridades y desde la propia ciudadanía para enfrentar el tráfico diario.

Según la encuestadora CIEES, en 2025 el empleo pleno en Quito llega al 51 %, mientras que el desempleo y subempleo suman un preocupante 23 %. La pobreza se ubica en el 12 %, cifra que se refleja en que hoy más de 4 000 personas viven en la calle.

Para Varea, la difícil situación económica explica parte del desorden urbano. “A veces a los quiteños les falta plata, por eso cada quien usa su espacio, por más pequeño que sea, para ganar dinero o arrendar. Porque lo necesitan para subsistir”.

Ortiz analiza el contexto desde otra perspectiva. Para él, comparada con otras ciudades del país, Quito mantiene un índice de pobreza más bajo. Sin embargo, reconoce que aún existen muchas necesidades, “y el Estado debe trabajar para que cada vez sean menos”, añadió.

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Durante décadas, Quito fue el epicentro político del país. Hoy, solo el 25 % de los habitantes muestra interés en participar en comités barriales o iniciativas comunitarias.

Najas sostiene que aún existen iniciativas ciudadanas privadas que buscan recuperar la ciudad, pero no son escuchadas. “A veces parece que los políticos no atienden las propuestas de la gente. La silla vacía del Concejo Metropolitano casi nunca tiene peso”, señaló.

Varea y Ortiz coinciden en que, ante el abandono político de las autoridades, debe ser la propia ciudadanía la que implemente mecanismos de organización, educación y cuidado en los diferentes barrios de la capital.

Según Quito Cómo Vamos, el 58 % de los habitantes se siente inseguro al caminar por la ciudad. Datos de la Fiscalía y la Policía indican que solo este año se han registrado más de 15 mil robos, lo que representa el 21 % del total nacional.

Varea señala que la creciente inseguridad también se debe a la falta de compromiso político. “A muchos alcaldes de Quito no les ha interesado la ciudad. Solo la ven como un trampolín para la Presidencia”.

Aunque el Concejo Metropolitano y el Ejecutivo han implementado medidas, Quito ya es la segunda ciudad del país con más denuncias de extorsión, también llamadas vacunas.

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