16 ene 2013 , 05:45

Un muerto y 31 heridos en ataque coordinado contra sede del espionaje afgano

Un guardia de seguridad murió y 31 civiles resultaron heridos en un ataque lanzado hoy por un comando de seis insurgentes talibanes contra la sede de los servicios de inteligencia de Afganistán en Kabul, informaron fuentes policiales y oficiales.

Un guardia de seguridad murió y 31 civiles resultaron heridos en un ataque lanzado hoy por un comando de seis insurgentes talibanes contra la sede de los servicios de inteligencia de Afganistán en Kabul, informaron fuentes policiales y oficiales.

Los insurgentes llegaron en un vehículo al lugar pasado el mediodía, hora local, y fueron detenidos por las fuerzas de seguridad, que mataron a disparos a cinco de ellos, mientras que el sexto detonó una carga explosiva que portaba adherida a su cuerpo.

"Uno de los terroristas detonó sus explosivos frente a la puerta (del edificio). Los otros fueron abatidos mientras intentaban entrar", explicó a Efe el jefe del departamento de investigación criminal de la capital afgana, Mohamed Zahir.

La fuente había dicho a media tarde que 31 civiles resultaron heridos en el ataque, que también causó la muerte de al menos un guardia de seguridad, según informó a Efe horas después un alto mando policial afgano bajo condición de anonimato.

Por su parte, el portavoz de Interior, Sediq Sediqi, declaró a Efe que el atentado tuvo lugar en una zona situada cerca de la plaza de Sedarat, en cuyas inmediaciones hay otros edificios gubernamentales y diplomáticos.

Consultado por Efe, un portavoz talibán, Zabiulá Muyahid, atribuyó a este movimiento insurgente la autoría del ataque.

Según su versión, la acción armada provocó varias víctimas mortales y heridos entre las filas de los servicios secretos afganos.

Los talibanes, no obstante, acostumbran a exagerar el resultado de sus ataques, de igual manera que las autoridades de Afganistán a veces relativizan el número de bajas que sufren, especialmente en casos sensibles como el de hoy.

Los atentados de estilo "fedayín" o coordinados, lanzados por comandos de insurgentes, son un método habitual de los talibanes en su lucha contra las fuerzas internacionales y las autoridades afganas, con el que buscan más espectacularidad que resultados.

Los servicios secretos afganos ya sufrieron un duro golpe el pasado diciembre, cuando su jefe, Asadulá Jalid, resultó gravemente herido en un atentado suicida cometido por un supuesto emisario de los talibanes.

Jalid, de etnia pastún como los talibanes y considerado un hombre de confianza del presidente afgano, Hamid Karzai, fue trasladado días después del ataque a un centro médico estadounidense para ser tratado de sus heridas y aún continúa en ese país.

La guerra afgana se halla en uno de los momentos más sangrientos, once años después de la invasión de EEUU y caída de los talibanes, que en los últimos años se han reorganizado y aspiran a restaurar el régimen fundamentalista islámico que hubo entre 1996 y 2001.

Las tropas de la misión de la OTAN (ISAF) comenzaron a mediados de 2011 a retirarse gradualmente de Afganistán y transferir la competencia de la seguridad al Ejército y Policía afganos.

Este proceso debe concluir en 2014, si se cumplen los plazos previstos

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