Roma amanece desierta, con buses fantasma circulando por calles vacías y en la cual sólo se escucha el repicar de las campanas de las iglesias y el graznido de las gaviotas. Una estampa que se repite en multitud de ciudades del país.
Roma amanece desierta, con buses fantasma circulando por calles vacías y en la cual sólo se escucha el repicar de las campanas de las iglesias y el graznido de las gaviotas. Una estampa que se repite en multitud de ciudades del país.
Califica esta noticia
Noticias
Recomendadas
Recomendadas