26 ene 2018 , 09:06

La experiencia de convertirse en una madre sustituta

El nacimiento fue un momento emocionante para todos.

El cantante estadounidense Kanye West y su esposa Kim Kardashian anunciaron recientemente la llegada de su tercer hijo, una niña que nació de un vientre en alquiler.

Según Kardashian, la mujer que dio a luz a la bebé de la pareja, hizo que sus sueños se cumplieran con "el mayor regalo que una persona podría dar".

Una mujer en Essex, Reino Unido, sabe exactamente lo que se siente compartir semejante regalo. Laura Mott tiene 31 años y el año pasado se convirtió en una madre sustituta.

El 5 de febrero dio a luz a una bebé de casi 3 kilos. Poco tiempo después, la pequeña estaba en los brazos de quien sería su mamá, Melissa.

Al final de ese día ya Laura estaba en su casa. Cenó comida china, se dio un baño y después se acostó, pero la bebé no estaba.

"Fue muy emotivo. Fue un momento de felicidad tanto para ellos como para mí. Pudieron ampliar su familia y yo logré hacer algo que siempre quise", refiere Laura.

La mujer, quien tiene una niña de 7 años y otra de 3, y está esperando su tercer hijo, dice que supo que quería una madre sustituta desde que nació su hija mayor.

"Me imaginé a una persona que nunca podría ser madre. Enseguida supe, con certeza absoluta, que ayudaría a alguien a que lo lograra".

Kim Kardashian y Kanye West

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Image caption West y Kardashian utilizaron un vientre de alquiler para tener un tercer hijo.

El embrión del éxito

Laura conoció a Melissa a través de un amigo en común, y decidió ayudarla cuando se enteró de sus circunstancias.

Después de que el primer hijo de Melissa nació, quiso tener uno más. Pero tuvo tres abortos espontáneos, uno tras otro, cuando tenía alrededor de 20 semanas de embarazo. Los doctores le recomendaron que no siguiera intentando.

Así que recurrió a un vientre en alquiler y tuvo un hijo. Quería, sin embargo, tener un tercero, por lo que le preguntó a Laura si estaba dispuesta a ayudarla.

Poco tiempo después de su cumpleaños número 30, a Laura le implantaron, con éxito, un embrión que se formó con el óvulo de Melissa y el esperma de su esposo.

Sus hijas, su pareja y quienes serían los padres de la bebé estaban presentes. "Es como tener una gran familia", afirma Laura.

La intermediaria

No hubo ninguna complicación con el embarazo. Cada 15 días le hacían ecografías, Melissa la acompañaba.

Ambas se comunicaban por mensaje de texto dos veces al día.

Cuando Laura sintió al bebé pateando, lo primero que le pasó por la cabeza fue contarle a Melissa. Fue de esta última y de su esposo la decisión de descubrir si venía en camino una niña o un niño.

"Era su bebé, yo solo fui la intermediaria. La gente me pregunta cómo es que les di a la pequeña. Yo solo me río", dice Laura.

Comenta que a muchas personas les cuesta entender lo que hizo.

"Nunca dudé de que podría hacerlo, no sentía una conexión con la bebé. Era una sensación totalmente diferente a la que tuve con mis hijos, todos sabíamos con quien se iría la pequeña al nacer", cuenta la mujer.

Y continúa: "Algunos pensaban que era tonta, otros me apoyaban, y había quienes decían que era increíble que pudiera hacerlo, ellas no serían capaces".

Bebé recién nacido

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Image caption Algunas personas no entienden cómo una mujer puede dar a luz y entregar al bebé a las pocas horas del nacimiento.

Laura cuenta que su pareja la apoyó desde el principio y entendió que era un acto de generosidad.

Fueron honestos con sus hijas y les explicaron que la bebé no iría a su casa al nacer, sino a la casa de Melissa y su esposo.

Una vez más

Ambas parejas firmaron un contrato no vinculante redactado con la ayuda de una compañía que se dedica a encontrar vientres de alquiler, Cots, para acordar cómo se resolverían los problemas que se presentarían en escenarios hipotéticos.

La legislación en Reino Unido no permite que a las voluntarias se les pague, únicamente se pueden cubrir los gastos en los que incurren durante el embarazo. Laura no trabaja, así que se le reintegró lo que tuvo que pagar por ropa, medicinas y transporte.

"Nunca me faltó dinero. Ellos, probablemente, siempre se sentirán en deuda conmigo, pero yo no espero nada", afirma Laura.

En el hospital, Melissa acompañó a Laura durante el trabajo de parto. Sus parejas esperaron afuera.

Hubo muchas lágrimas de alegría cuando la bebé llegó. En febrero las familias se reunirán de nuevo para celebrar el primer cumpleaños de la niña.

"Fue perfecto. Definitivamente lo haré de nuevo", comenta Laura, quien tiene previsto convertirse en madre sustituta, una vez más, en enero de 2019.

 

 

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