29 jun 2020 , 05:49

¿Qué es el experimento Marshmallow?

En los 60, esta prueba cambió la forma de predecir la conducta a futuro de las personas.

Madres y padres de niños menores de 6 años han inundado las redes sociales con videos de sus hijos con el hashtag dulce desafío o experimento Marshmallow.

 

En las grabaciones, los hijos aparecen sentados frente a alguna golosina o alimento dulce. El adulto, antes de salir de la sala, le dice que podrá comerlo solo cuando regrese, y si es paciente recibirá otro dulce como premio. Lo que los pequeños no saben es que una cámara está grabando todo, menciona el portal guioteca.com

 

 

El adulto se retira de la habitación con distintas excusas: ir a ver a tu hermano, revisar la comida, ir por unas cosas, etc. Pero afirma que volverá pronto y recalca al niño que debe esperar.

 

En los videos, los padres y madres esperan distintas cantidades de tiempo para regresar junto a sus hijos. Al volver, le preguntan al niño si efectivamente esperó para además compartir en las redes los videos de cómo se comportaron sus hijos en su ausencia.

 

Aunque este parece uno más de los retos de internet realizados solo por diversión, el portal web señala que es un experimento que, luego de ser realizado en los años 60, cambió la visión de los factores que se tenían hasta entonces, para predecir la conducta a futuro de las personas.

 

¿De qué se trata el llamado experimento Marshmallow? Walter Mischel lo llevó a cabo con niños a los que les dio seguimiento 14 años después.

 

Estudiaba la gratificación retrasada, con lo que buscaba poder predecir el éxito que tendrían dichos infantes en el futuro.

 

La gratificación retardada o retrasada está relacionada con la capacidad de autocontrol, por esto Mischel la estudió ofreciéndoles a los niños una gratificación inmediata, que pudieran comer un marshmallow, o esperar y obtener una recompensa posterior: recibir un segundo dulce como premio por la espera.

 

En ese experimento participaron 16 niños y 16 niñas de entre 3 y 5 años.

 

El investigador esperaba desde fuera de la habitación y pudo comprobar cómo algunos de los niños comían la golosina enseguida, otros se dedicaban a mirarla y olerla pero lograban esperar.

 

A los que obtuvieron éxito en la prueba, Mischel les entregaba un segundo marshmallow tal como había ofrecido y postulaba que dichos niños tendrían mayor éxito en la vida, pues contaban con una mejor estrategia cognitiva.

 

Mischel dio seguimiento a todos los niños que participaron en el experimento 14 años después. Comprobó que quienes no fueron capaces de esperar tenían más baja autoestima, menor tolerancia a la frustración y calificaciones menores que el promedio de los que sí pudieron llevar a cabo la prueba con éxito.

 

El investigador confirmó que quienes habían esperado para obtener la segunda golosina presentaban mejores resultados laborales y puestos de trabajo, e incluso menor índice de masa corporal.

 

Este experimento aún es considerado un predictor de la conducta a largo plazo y el éxito en algunas áreas de la vida. 

 

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