01 sep 2017 , 09:46

Por qué invertir en inmuebles de lujo es un suculento negocio en Venezuela pese a la crisis

n Chacao pasa de todo. "Es el Manhattan de Caracas".

En 200 metros coinciden una protesta contra el gobierno que acaba en violencia, una cola para comprar pan y una torre de oficinas de lujo que se eleva poco a poco. Las tres escenas explican a su manera la crisis de la economía de Venezuela.

 

Estamos en Chacao, un municipio de Caracas que es el de mayor renta per cápita del país, lo que no impide ver pobreza y necesidades. Bastión de la clase media y alta, fue y es el epicentro de las protestas contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro.

 

En Chacao pasa de todo. "Es el Manhattan de Caracas", le dijo hace unas semanas a la agencia Bloomberg el alcalde del municipio, Ramón Muchacho, ahora ya destituido y en el exilio acusado de no evitar las protestas.

El parecido con la Gran Manzana, aún lejano, es sin embargo creciente conforme se yerguen las torres de departamentos y de oficinas y los centros comerciales.

 

Dos proyectos avanzan uno frente al otro. En la valla que separa la obra de uno se lee la pintada "Estamos En Dictadura". En la del otro, se ataca a la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), la coalición de partidos de oposición: "Fuera MUD Traidores".

 

Son las señales de la batalla política que en los últimos meses también afectó a las obras.

 

Construcción.

En el proyecto "Recreo La Castellana" habrá un hotel boutique con una zona separada de suites.

 

En el lado sur de la avenida Francisco de Miranda está ya muy avanzado el proyecto "Recreo La Castellana", que tendrá un hotel boutique de la empresa española Meliá, un centro comercial de lujo y una pequeña torre de oficinas.

 

"Hay un impacto de la crisis, pero no todo lo grave que podría haber sido", dice a BBC Mundo Irene Abramovits, gerente corporativo inmobiliario del proyecto.

 

Admite problemas de momento para la venta de locales comerciales, pero tiene vendidos ya los 6.000 metros cuadrados de las oficinas, que por ahora son sólo cemento desnudo.

Lo mismo sucede con las torres más grandes al otro lado de la calle, que van un poco más retrasadas. Todo vendido.

 

Obras.

Las protestas contra el gobierno han provocado retrasos en las obras, que además deben afrontar un serio problema de seguridad por el robo de materiales.

 

En la Venezuela de la crisis, con una inflación que a final de año alcanzará el 720%, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), las empresas compran e invierten en suelo.

 

¿Cómo es posible?

 

"Cuentas de ahorro en ladrillo"

 

Pues el motivo es precisamente ése: la inflación, la devaluación del bolívar. A lo que se suma el férreo control cambiario que impone el gobierno venezolano.

 

"Son cuentas de ahorro en ladrillo", me dice el arquitecto Frank Alcock sobre las dos grandes torres de oficinas, el hotel con 200 habitaciones y el pequeño centro comercial y cultural que integrarán el proyecto "Paseo La Castellana".

 

Proyección del centro comercial y empresaria

Los proyectos que se levantan en las zonas "premium" de Caracas buscan ser espacios de lujo y exclusivos.

 

Un banco compró ya una de las torres. Y una empresa multinacional de la alimentación, la otra.

 

El cemento no sólo no se devalúa, sino que incluso puede revalorizarse.

 

Algunas compañías, sobre todo las transnacionales, las que mejor sortean la crisis, no pueden repatriar sus dividendos en dólares, que son otorgados por el gobierno. Así ven cómo sus bolívares se deprecian cada minuto que pasan en las cuentas de los bancos.

Hasta hace pocas semanas, un dólar en el mercado de cambio oficial rondaba los 700 bolívares. Ahora está a unos 3.250. El dólar paralelo, el que sirve de referencia para el día a día en Venezuela, alcanza los 17.700.

 

Es decir, los bolívares pierden rápidamente su valor. Cada vez dan para menos.

 

"Proteja su inversión"

 

"Los compradores buscan proteger su dinero en moneda local en bienes raíces, en oficinas y departamentos, y no perder con las devaluaciones de la moneda", explica a BBC Mundo Francisco Mendoza, director de comercialización de la filial de Venezuela de CBRE, gigante inmobiliario de Estados Unidos.

 

Obras.

La mano de obra es barata en Venezuela, pero los problemas surgen para encontrar materiales.

 

El folleto publicitario del proyecto "Recreo La Castellana" no puede ser más claro: "Compre en bolívares y proteja su inversión".

 

Además, ahora es un buen momento para invertir en esa "Milla de Oro" de Caracas o en cualquiera de las llamadas zonas "premium", aquellas en las que el metro cuadrado es más caro.

 

"En los últimos 18 meses el mercado ha cambiado. No escapa a la situación política", explica Mendoza, el experto inmobiliario.

 

Y esa situación es muy inestable. La consecuencia es que el precio del metro cuadrado bajó de US$7.000 a US$2.500 gracias también a una sobreoferta de oficinas.

Así se pinchó la burbuja que hacía que los precios de Caracas se asemejaran a los de Nueva York.

 

Ahora comprar es más barato. Sólo se necesitan bolívares y también confianza en que la situación va a mejorar. Si lo hace, el beneficio de venta futuro puede ser grande.

 

El comprador manda

 

"Es un mercado de compradores. El precio lo fija el comprador. El propietario o promotor tiende a hacer grandes descuentos", afirma Mendoza.

 

Eso no sólo vale para el mercado de las oficinas, sino también para el residencial. Departamentos de lujo que costaban US$500.000 ahora se pueden conseguir por US$100.000. Son precios imposibles para la gran mayoría en un contexto de crisis, pero hay una minoría que se puede permitir hacer esa apuesta.

 

Obras.

El suelo disponible para oficinas en los desarrollos de la zona de Chacao están ya vendidos, según los promotores.

 

"Es una gran oportunidad para quien cree que el mercado se va a recuperar", asegura a BBC Mundo Alí Venturini, director de una oficina inmobiliaria.

 

Confirma la idea de Mendoza de que ahora manda el comprador. Por eso da un consejo claro a quien vende: "La primera oferta es la mejor, no la desestime".

 

Venturini se ha encontrado muchos clientes que malvenden sus propiedades. Desesperados por la situación del país y necesitados de capital para emigrar, se desprenden casi a cualquier precio de sus inmuebles para empezar una nueva vida en otro país.

 

Obras.

Los proyectos que comenzaron hace unos pocos años están empezando a elevarse y a sorprender a muchos que no lo consideran posible en un contexto de crisis.

 

Y la desesperación no es buena consejera para hacer negocios.

 

Algunos también temen la pérdida de la propiedad privada con un gobierno socialista que pudiera radicalizarse.

 

Precios de "gallina flaca"

 

Raúl Puigbó tiene 58 años y está a punto de irse a España, tierra natal de su padre.

 

"Los precios se han venido a menos bárbaramente. Si tienes dinero para invertir, es buen momento", dice a BBC Mundo.

 

Pero el problema para él es que ahora está vendiendo suelo. Y dice que lo hace a mitad del precio de hace un año. O menos.

 

Interior del centro comercial en construcción.

Hay más dificultad para vender los locales comerciales que las oficinas, en las que invierten más las empresas.

 

"Un terreno industrial que valía US$50.000, ahora no vale ni US$15.000", lamenta.

 

"La idea ha sido vender para irnos de esta broma. La situación de gobierno hace un poco mal el tener inversiones aquí. La inestabilidad jurídica es muy grande. Hoy es tuyo, mañana no sé. Pero los compradores piensan que es una inversión y compran a precio de gallina flaca", explica.

Es quizás un momento ideal para quien tenga dinero y paciencia. "En 15-20 años va a estar buenísimo esto. No lo dudo. Venezuela tiene potencial para eso y más, pero en 20 años yo ya tendré 80. Con menos años, de repente, me metería a comprar más, pero ya ahora quiero disfrutar", afirma Puigbó.

 

Venturini, experto conocedor del mercado, tiene claro que hay una minoría que puede sacar un buen rédito a la situación económica de Venezuela. "El que compra en crisis, gana", resume.

 

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