06 jun 2016 , 12:20

¿Kuzcynski o Keiko? Ganó la ingobernabilidad

A Kuzcynski, si es presidente, le tocará dialogar con Keiko para impulsar reformas.

Si la tendencia se mantiene, pese a la estrechez de los números, Pedro Pablo Kuzcynski sería el próximo presidente del Perú. Su hazaña electoral es asombrosa: entre la primera vuelta del 10 de abril y el balotaje de este domingo 5 de junio, su candidatura, en cuanto a votos, creció en un 145%.

 

Solo de esta manera se explica cómo podría superar, con algo menos de un punto, a Keiko Fujimori, quien en la primera vuelta le doblaba en votación.

 

Las causas (más políticas que económicas) que promovieron semejante apoyo popular en favor de este tecnócrata de 77 años, son motivo de otro análisis sobre argumentos más reposados. 

 

Por ahora, se puede suponer que Keiko no aceptaría fácilmente una eventual derrota. Con apenas 103 000 votos en disputa en las primeras horas de este lunes 6 de junio, dentro de un universo electoral de 16,7 millones de peruanos, es muy probable que las tensiones se resuelvan voto a voto. De hecho, Kuzcynski ha pedido vigilar y defender cada sufragio. Lo mismo hará Keiko Fujimori, quien en el voto rural podría recuperar terreno.

 

El gran problema vendrá después, cuando se instale el nuevo gobierno. Si Kuzcynski gana la elección con una nariz, la ingobernabilidad podría instalarse en la Casa de Pizarro, porque en el Congreso Nacional es el fujimorismo el que controla el 56% de su cámara integrada por 130 legisladores.

 

Con ese bloque, comandado por el hermano Kenji Fujimori, será muy difícil la convivencia con el Ejecutivo. Kuzcynsky, con el 14% de la cámara, tendrá no solo que aliarse con el resto de bancadas, incluso las de izquierda, sino que también tratar de desarmar al fujimorismo. 

 

Tarde o temprano, a Kuzcynski, si es presidente, le tocará dialogar con Keiko para impulsar su agenda de reformas y poder gobernar un país donde los mandatarios desde los tiempos de Alejandro Toledo dejan el poder en medio de un profundo desgaste. Si se pretende romper esta constante, el posible nuevo presidente tendría incidir en temas muy espinosos como el futuro del Alberto Fujimori, condenado por la justicia. Se quiera o no, los hijos de este controversial exmandatario serán fundamentales en su eventual gobierno.

 

En términos institucionales, las cosas serían más fáciles para la presidenta Keiko, quien gobernaría con un Congreso a su favor como en los buenos tiempos del fujimorismo. El problema para ella será el de una búsqueda constante legitimidad en las clases medias y dirigenciales del Perú próspero. 

 

El estancamiento que mostró su candidatura en esta segunda vuelta en relación al despunte de Kuzcynski, evidencia que la tensión social le rondará de forma permanente. Muy pocas veces, en la historia reciente de la región, se ha visto que en medio de una campaña electoral uno de los finalistas es objeto de manifestaciones multitudinarias en su contra. Cuando un presidente tiene a su favor el control del Congreso es muy fácil caer en excesos y estos podrían encender la mecha de la reacción en las calles.

 

Tomando todas las distancias del caso, Keiko podría reflejarse en los complejos momentos por los que atraviesan Dilma Rousseff, Mauricio Macri y Michelle Bachelet. Si ese es el caso, Keiko tendría que mostrar su verdadera talla de demócrata. 

 

 

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