08 nov 2019 , 04:40

Día de la Dislexia: ¿qué ocurre en Ecuador?

Ecuavisa.com habla con dos especialistas

En el Día Mundial de la Dislexia, 8 de noviembre, dos expertos cuentan a Ecuavisa.com cómo se está tratando el tema en Ecuador. Según la Organización Mundial de la Salud, la dislexia es un trastorno específico de la lectura cuyo "rasgo principal es una dificultad significativa en el desarrollo de las habilidades para la lectura que no puede explicarse únicamente por la edad mental, problemas de precisión visual o una escolarización inadecuada".

 

Para Thonny Espinosa, neuropsicólogo del Centro Neuroinnova en Guayaquil, el sistema educativo está diseñado para que el estudiante se adapte a la institución y no la institución al estudiante. "Tanto padres como maestros, por lo general, esperan que los estudiantes obtengan un 10 o una muy buena calificación en sus libretas, pero para los chicos con dislexia esto es un reto bastante difícil", comenta Espinosa. 

 

El experto indica que cuando un alumno con dislexia rinde un examen por escrito es muy probable que los resultados sean bajos y, por ende, el estudiante podría sufrir las consecuencias emocionales de una serie de "fracasos escolares". Por ello, recomienda a los profesores adaptar los exámenes a un formato oral, pues ésta y otras técnicas para la adaptación curricular ayudarían a que estos niños no sufran traumas escolares y que no se les compare con el estereotipo de "niños modelo".

 

La dislexia es un trastorno del aprendizaje que afecta a nivel mundial. Según Espinosa, un estudio realizado en Ecuador en el año 2015, identificó que un 25 % de la población estudiantil presenta algún tipo de dislexia. Sin embargo, el neuropsicólogo advierte que es importante comprender que existen varios casos subreportados, "es decir que nunca fueron diagnosticados, especialmente una gran cantidad de adultos que han crecido con esta dificultad y que recibieron una educación basada en el castigo".

 

La dislexia suele confundirse con otros trastornos como el de déficit de atención o de hiperactividad e incluso con discapacidad intelectual. Para que esto no ocurra, Espinosa recomienda que se busque el diagnóstico de un equipo multidisciplinario, conformado por un psicólogo, un neuropsicólogo y un pedagogo para definir y tratar el problema de aprendizaje que corresponda. "Muchos padres, tristemente basados en herencias culturales, llegan a creer que el castigo psicológico y físico (amedrentamiento, golpes, pellizcos, etc.), fomentan algún tipo de respeto/temor hacia el proceso de aprendizaje. Lo que es cierto, es que el maltrato fomenta miedo, y el miedo es un enemigo tenaz del aprendizaje, bloquea las capacidades, inmuta a los chicos, y sobre todo les genera una serie de conflictos que pueden derivar en desmotivación, deserción y hasta abandono escolar", sentencia Espinosa. 

 

Otro campo en el que se debe hablar con mayor frecuencia de la dislexia es en las instituciones educativas. Tanto el sistema público como el privado tienen limitaciones de personal, esta carencia es lo que da trabajo a la psicopedagoga, Camila Donoso, quien de forma particular atiende a distintos alumnos. Con cariño, esta profesional apasadionada por la educación recuerda a uno de sus pequeños clientes, un niño de 8 años quien tenía múltiples dificultadores de lecto-escritura. "Cuanto le dimos el alta le encantaba leer, según la mamá ahora se la pasa leyendo. Entonces, pasó de no poder leer a tener esta fascinación por los libros. Esto demuestra que con la intervención y el apoyo en el aula se puede educar y motivar a este tipo de alumnos de acuerdo a lo que sí pueden hacer bien", expresa Donoso. 

 

Los dos expertos aseguran que el pronóstico siempre va a ser positivo cuando los diagnósticos se dan a tiempo, esto más la constancia y el desarrollo de la inteligencia emocional es lo que cambiará la vida de estos niños. 

 

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