02 nov 2019 , 10:43

Carmen y Juan, una cita en un cementerio de Quito

Doña Carmen se encontró con su esposo, Juan, quien falleció hace algunos meses.

Son las 5h30 am de una mañana fría en Quito, Doña Carmen se levantó muy temprano este sábado. Tenía listo su atuendo desde el día anterior, había decidido qué ponerse hace una semana: planchó con delicadeza una blusa de seda blanca, unos pantalones negros y estiró un poco un pañuelo que hace algunos años le había regalado su marido Juan, para que proteja su espalda del viento. 

 

Calentó agua para tomarse un café, muy cargado, que acompañó con algo de pan y queso. Terminó de alistarse y salió a coger el primer bus con dirección al cementerio. Ahí la esperaba su esposo Juan, quien falleció hace algunos meses. 

 

Este sábado 2 de noviembre, doña Carmen vive su primer Día de los Difuntos sin su esposo luego de más de 50 años de matrimonio. Él falleció por un cáncer, hace algunos meses, luego de haber padecido esta enfermedad por casi tres años. Ese proceso ayudó a Doña Carmen a asimilar que el día de la partida estaba cerca, por lo menos así lo creyó ella. Estar frente a él, separados por un bloque de cemento, fue un momento duro.

 

Se acercó, lo tocó y le susurró algunos versos, pues sentía que él la escuchaba. Las lágrimas fueron apareciendo durante unos minutos hasta que se mezclaron con las sonrisas. Los buenos recuerdos también estaban llegando, como esa tarde que decidieron unir sus vidas, ese momento en el que supieron que tendrían una familia con cuatro hijos, o ese día en el que se volvieron a casar para ratificar su amor; esos recuerdos le dieron paz y pudo seguir con sus tareas.

 

Arregló las flores rojas y blancas que escogió, y que sabía que a Juan le gustaban por su tranquilizante aroma, limpió la lápida, movió un poco la hierba para despejar los restos de flores, que siempre están en el ambiente. Y allí se quedó, sentada frente a su esposo, intentando sentir que Juan la tomaba de la mano para darle paz y resignación.

 

La jornada será larga y sensible para doña Carmen, pues quiere estar todo el día en el cementerio. En este, su primer Día de los Difuntos, no quiere que nadie más interrumpa la cita que tiene con Juan, quien siempre será el amor de su vida.

 

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