Disfruta de la segunda parte de Ecuador en el tren que recorre sus paisajes

En el tercer día de esta ruta de ensueño, con hermosos paisajes que cautivan a los viajeros. Salimos de Riobamba hasta la ciudad de Latacunga. Aquí visitamos una de las florícolas más importantes de la zona, en donde pudimos apreciar el delicado, pero a su vez fuerte trabajo de nuestras mujeres que se encargan de todo el proceso de la rosa ecuatoriana, desde la siembra hasta su envío al exterior.

El tren crucero, que atraviesa el país, esta conformado por 4 coches. Verdaderos tesoros del diseño histórico remolcados por locomotoras a vapor y a electrodiesel.

Avanzamos hacia nuestro destino y como un regalo de esta hermosa tierra, durante el trayecto se puede ver la belleza del volcán Cotopaxi. Llega la tarde y descansaremos en el mismo lugar que lo hizo el baron Alexander Von Humbolt.

Un señorial camino se abre ante nosotros, centenarios árboles custodian nuestro paso y nos dan la bienvenida a 'La Cienega', una de las haciendas coloniales más antiguas de nuestro país y cuyas habitaciones han hospedado a ilustres visitantes como el mariscal Antonio José de Sucre y el primer presidente de Ecuador, Juan José Flores.

Durante el último día del periplo, continuamos disfrutando la visita al Parque Nacional Cotopaxi, hasta llegar a un lugar mágico, San Agustín de Callo. Esta hacienda fue edificada sobre las ruinas de un palacio inca y guarda cientos de años de historia, visitar este sitio es una experiencia inolvidable.

Ya en la  recta final de nuestro trayecto, recogemos testimonios de nuestros compañeros de aventura, para quienes también ha sido una vivencia única

Así entramos a la ciudad de Quito por el sur y llegamos a la histórica estación de Chimbacalle, que ahora luce renovada para recibir turistas, no solo extranjeros, sino también nacionales como nosotros.

Disfrutamos de 4 días de viaje en el tren  crucero que une  a la costa con la sierra,  y pasa por la ruta de los volcanes. Días que serán inolvidables.

Al concluir este recorrido, los hermosos paisajes del país quedan plasmados en nuestra retina y el silbido del tren se convierte en aquella melodía que nos llevó a conocer la naturaleza de Ecuador.