23 dic 2014 , 08:12

Triste Navidad para los cristianos de Gaza, arrasada por la guerra

Los cristianos evitan celebrar Navidad en Gaza por los atentados terroristas.

Con una guirnalda en la mano, Sara está armando el árbol de Navidad con sus padres, pero en la noche del miércoles festejará sin ellos, ya que las autoridades israelíes le negaron el permiso para ir a Belén, donde, según la tradición, nació Jesús.

 

El estado de Israel sólo autorizó a poco más de 500 cristianos de Gaza, incluyendo a los padres de Sara, a salir del territorio palestino para ir a la misa de gallo en la iglesia de la Natividad, en Cisjordania ocupada.

 

"Es una Navidad feliz, pero también un poco triste porque no me dieron el permiso para acompañar a mis padres", dice la niña de 11 años. Su madre, Abir Musad, habla de "una alegría a medias".

 

Junto con su marido, podrá celebrar el nacimiento de Cristo en Belén. En cambio, sus hijos irán "a ver a Papá Noel el jueves en la iglesia de Gaza". "Para que nos den nuestros regalos", dice Sara.

 

En Gaza, los adultos hicieron todo lo posible para no arruinarle la fiesta a los niños, pero no por ello se olvidan de la guerra del pasado verano boreal, sus muertos y sus estragos, como lo recuerda Um Georges, de 60 años, quien también recibió una autorización para concurrir a Belén.

 

"En este ambiente particular, vamos a celebrar la Navidad para tratar de olvidar el sufrimiento de la guerra", explica esta gazatí que perdió a su hermana durante uno de los bombardeos israelíes.

 

En las calles, donde aún se ven las marcas de la guerra, en la que murieron más de 2.000 gazatíes, en su mayoría civiles, las tiendas tienen adornos de Navidad.

 

La gran mayoría de los 3.500 cristianos de Gaza habrá de contentarse con ellos, ya que no obtuvo el pequeño documento que le hubiera permitido recorrer las pocas decenas de kilómetros de distancia entre Gaza y Belén.

 

Abdalá Yahshan forma parte de esta gran mayoría. Había presentado un pedido para viajar a Belén, junto con su esposa, pero las autoridades israelíes le denegaron el permiso.

 

Por lo tanto, se quedará en Gaza. "Queremos celebrar con alegría, pero la sangre de los mártires que corrió durante la guerra aún está fresca (...) Vamos a celebrar la misa y hacer una pequeña fiesta muy simple", cuenta.

 

Tony al Masri, de 60 años, armó un árbol de Navidad, pero igual tiene pocas ganas de celebrar. "Por dentro, estoy triste por mi pueblo que sufre por culpa de la guerra", lamenta.

 

"La guerra nos afectó a todos, cristianos y musulmanes, por eso rezo por la paz y la unidad", agrega.

 

George, que prefiere no revelar su apellido, afirma rezar por el final de los "integristas" y de los ataques contra cristianos.

 

"Aunque haya pocos radicales como los de la organización Estado Islámico (...), no dudan en atacarnos, ya lo han hecho", afirma.

 

En febrero, hombres no identificados colocaron una carga explosiva cerca de la iglesia de la Sagrada Familia en la ciudad de Gaza.

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