10 nov 2014 , 06:02

Esqueletos de bebés revelan ritos funerarios de hace 11.500 años en Alaska

Los huesos fueron desenterrados en una excavación cerca de la rivera de Tanana, centro de Alaska.

Un par de esqueletos de bebés que datan de hace 11.500 años descubiertos en Alaska ofrecen nuevas pistas sobre los rituales funerarios que tuvieron los primeros habitantes humanos del continente, señalaron este lunes investigadores.

 

Estos huesos fueron desenterrados en 2013 en una excavación cerca de la rivera de Tanana en el centro de Alaska, donde en 2010 se habían hallado restos carbonizados de otro pequeño de tres años, precisó el estudio publicado por la Academia Nacional de Ciencias (PNAS).

 

El hecho de que estos tres bebés hayan sido enterrados o incinerados en el mismo lugar, podría indicar que las tribus de cazadores-recolectores era menos nómadas de lo que se pensaba hasta ahora.

 

Este descubrimiento "podría conducir a una nueva comprensión de cómo se estructuraron estas sociedades prehistóricas, las dificultades que enfrentaron para sobrevivir y la manera como trataban a sus más jóvenes miembros y cómo veían la muerte", indica el documento.

 

Los restos también indican que los paleoindígenas sufrieron condiciones extremas de hambre y frio, y dan igualmente luces sobre sus ritos funerarios y su organización social.

 

Los investigadores descubrieron que la sepultura circular contenía puntos de piedra bifaciales destinados a las flechas o las lanzas, las más antiguas jamás descubiertas en este continente, confirmando las teorías sobre la forma de las armas utilizadas por los primeros Paleoindígenas.

 

Asimismo, los expertos encontraron restos de salmón y de ardillas que indican que el lugar probablemente era ocupado entre junio y agosto, lo que determina el periodo del año en el que estos bebés murieron y fueron enterrados. 

 

Los restos de dos recién nacidos fueron desenterrados de un pozo a 37,5 cm por debajo de un antiguo lugar de residencia, donde había sido incinerado el primer infante.

 

La determinación de antiguedad por radiocarbono de estos restos les hace remontar a 11.500 años atrás y muestra un breve periodo entre la cremación y el entierro de los cuerpos, tal vez de tres meses.

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