01 oct 2014 , 01:45

El hombre que hizo de Brasil el país líder en cirugías plásticas

Brasil lidera por primera vez un ránking global de cirugías estéticas.

Gerardo Lissardy

BBC Mundo, Brasil

Brasil se considera "el país del fútbol", pero este año volvió a perder un Mundial en casa. Quizá debería definirse "el país de la cirugía plástica", ya que lidera por primera vez un ranking global de operaciones. Sin embargo, semejante título parece incomodar hasta a su gran responsable.

 

"Hay que desconfiar un poco de todas esas estadísticas", dice modestamente Ivo Pitanguy, el cirujano plástico brasileño de 90 años que hace décadas popularizó esta especialidad y se volvió uno de los más famosos del mundo en su profesión.

 

En su clínica privada del barrio carioca de Botafogo, donde recibe a BBC Mundo, una vitrina reúne decenas de medallas y premios ganados por Pitanguy dentro y fuera del país.

 

También hay fotos suyas con celebridades, reyes, el papa Juan Pablo II.

 

El ranking divulgado a fin de julio por la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (Isaps por sus siglas en inglés) indicó que en el correr de 2013 Brasil pasó a Estados Unidos como el país con más operaciones de ese tipo: 1,49 millones.

 

Se trata de un resultado peculiar para una nación donde hay mujeres que mueren esperando en hospitales para ser operadas de una simple apendicitis o realizándose abortos en clínicas clandestinas.

 

Ni escultores ni pintores

Pitanguy sostiene que la cirugía plástica debe entenderse como algo tan serio y profundo como cualquier otro ramo de la cirugía, como algo contribuye al bienestar de pacientes.

 

"No tenemos el vocablo del poeta de crear una linda palabra, ni el cincel del escultor para crear una estatua, ni la tinta del pintor. Tenemos limitaciones dentro de la forma, la anatomía. Pero tenemos la cualidad de recomponer varias deformidades", señala.

 

Afirma que eso vale tanto para alguien con un problema congénito como para quien tiene una oreja o nariz grande, o siente que envejece demasiado rápido.

 

"No se mide la deformidad por aquello que estás viendo, sino por aquello que causa sufrimiento al otro. Eso es tan importante como cuando Freud descubrió que las enfermedades no se trataban sólo orgánicamente. Es la lección más profunda que tengo dentro de mi piel", agrega.

 

Y, más allá de las estadísticas, observa que existen motivos para que Brasil sea hoy un campeón en esta ciencia de moldear el cuerpo, rejuvenecer vaginas o transplantar cabellos.

 

Sol y curvas

Silicon

En 2013 se realizaron más de medio millon de remodelaciones de senos en Brasil.

 

 

 

 

 

 

Pitanguy habla de características particulares de los brasileños. "Su cuerpo es muy expuesto, es un país muy soleado. Y tienen un sentido de buscar estar bien con su imagen", dice.

 

Pero de inmediato acota que "ese sentido exagerado, narcisista, debe ser moderado".

 

Los datos de la Isaps dicen que la cirugía plástica más popular en Brasil el año pasado fue la liposucción (227.896 casos) pero la parte del cuerpo más remodelada fueron los senos: 517.012 casos mediante diferentes procedimientos.

 

Con más de 200 millones de habitantes, este fue en 2013 el país del planeta donde hubo más plásticas abdominales (129.601), cirugías de nariz (77.224) y rejuvenecimientos vaginales (13.683).

 

Ese año se realizaron en Brasil 12,9% del total de cirugías estéticas o cosméticas del mundo. EE.UU. (12,5%) pasó al segundo puesto y México (4,2%) figuró en tercer lugar.

 

Pobres y famosos

Pitanguy afirma que Brasil tiene una buena cantidad y calidad de profesionales, con menos "charlatanes" ejerciendo la profesión que otros lugares.

 

De hecho, es el segundo país con más cirujanos plásticos registrados, 5.473 según la Isaps. Tan sólo unos cientos menos que en EE.UU. y casi el doble que en China.

 

Esto y el aumento de la clase media brasileña, que en una década sumó 40 millones deseosos de consumir lo que antes les resultaba imposible, contribuyeron al boom actual.

 

Pero Pitanguy también tuvo mucho que ver con el fenómeno.

 

Educado en Brasil, EE.UU. y Europa en los años 40 y 50, enseñó la especialidad a generaciones de cirujanos en su país y prestó servicios gratuitos a pacientes de bajos recursos en centros de formación.

 

Entre las decenas de miles que operó también hubo varios famosos, como la actriz italiana Gina Lollobrigida.

 

Por su isla particular en Angra dos Reis han pasado desde los Rolling Stones hasta el expresidente estadounidense Jimmy Carter.

 

Sus trabajos fueron publicados en revistas científicas de todo el mundo. También ha escrito diversos libros. El último, que acaba de salir, trae sus memorias y se titula "Vivir vale la pena".

 

Paradójicamente, Pitanguy suele decir que nunca se sometió él mismo a una operación plástica: "Mejor que tener un buen cirujano es tener un buen ego".

 

"No estoy feliz"

Trofeos

La casa de Ivo Pitanguy, en Río de Janeiro, muestra los numerosos premios y reconocimientos del cirujano.

 

 

 

 

 

 

 

 

Hoy existe toda una industria de la cirugía plástica en Brasil. Las clínicas especializadas ya son parte del paisaje en edificios con consultorios médicos de grandes ciudades. Profesionales brasileños trabajan en lugares lejanos, como Dubai.

 

Pero también se han conocido algunos casos recientes de pacientes que murieron tras someterse a cirugías estéticas.

 

Uno de ellos fue el de una bailarina de funk de 26 años que en mayo se hizo liposucción y cambio de siliconas en los senos. "No estoy feliz con mi cuerpo", escribió a una amiga.

 

Horas después de la operación en un centro de Barra da Tijuca, al oeste de Río, tuvo complicaciones y murió.

 

El médico argumentó que la paciente le ocultó que usaba anabolizantes. La cirugía costó unos US$3.000, según indicó entonces el productor de la bailarina.

 

La Sociedad Brasileña de Cirugía Plástica ha difundido avisos sobre la importancia de elegir a profesionales de confianza y adecuados para cada procedimiento.

 

¿Riesgo de banalización?

Paulo Müller, un cirujano plástico de Río, cree que los brasileños conocen esa importancia pero quizá pueden "tomarse más livianamente" algunos procedimientos que se popularizaron, como las liposucciones o los implantes en senos.

 

"La brasileña siempre fue de cadera ancha y pocos senos. Hoy con ese padrón globalizado de belleza existe una tendencia mayor a implantes mamarios que no veía al inicio de mi carrera", comenta a BBC Mundo.

 

Al igual que muchos de sus colegas, Müller muestra un respeto especial por Pitanguy, que también fue su profesor: "Abrió el camino para todo nosotros", dice.

 

Pitanguy, que dejó de operar hace un año pero aún asiste a su clínica y brinda conferencias, afirma que un cirujano plástico ante un paciente tiene la obligación moral de "hacerle comprender lo que puede, lo que no puede y lo que no debe hacer".

 

También dice que la profesión hay que ejercerla en un atmósfera de seriedad y austeridad, como ocurre en cualquier ambiente hospitalario quirúrgico.

 

"Es preciso huir de la banalización de la cirugía", advierte.

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