12 sep 2014 , 08:54

Lo que revelan las visitas al convaleciente líder supremo de Irán

El momento fue indicativo de cómo las relaciones entre los 2 se han enfriado en los último

Siavash Ardalan

BBC

Cuando el líder supremo de Irán fue al hospital para una cirugía de próstata esta semana, las autoridades fueron notablemente abiertas al respecto, dando una visión reveladora de la élite política del país.

La transparencia mostrada por el ayatolá Alí Jamenei y su despacho, haciendo hincapié en que la cirugía era de rutina, no sólo ayudó a evitar una especulación innecesaria, sino que además reflejó el aumento de la confianza que tiene el gobierno en su estabilidad.

En varias ocasiones anteriores las largas ausencias del ayatolá eran suficientes para difundir rumores sobre su muerte.

Sin embargo, el nombre del hospital "público" donde está siendo tratado el líder supremo no fue revelado, tal vez para evitar escenas dramáticas de partidarios frenéticos que podrían acudir.

En todo caso, la ubicación no fue secreta para las decenas de funcionarios iraníes de todos los poderes del Estado que realizaron visitas a la habitación del ayatolá Jamenei.

Momento incómodo

Aunque no hay un protocolo escrito que regula una audiencia con el líder supremo, cada encuentro reflejó el tipo de relación que cada individuo tiene con el hombre más poderoso del país.

Algunos recibieron autorización para besar al ayatolá en la frente, un privilegio reservado a las más altas autoridades, incluyendo el presidente Hassan Rouhani (el primero en visitar), así como de grandes clérigos.

Otros, como los ministros y sus diputados, sólo podían estar a una distancia y no acercarse.

Ahmadinejad

El encuentro con Ahmadinejad fue frío.

 

 

 

Sin embargo, fue interesante cuando se trató de un expresidente en particular.

Se trata del controvertido expresidente Mahmoud Ahmadinejad, cuya victoria muy disputada provocó protestas sangrientas en 2009, que se intensificaron después de que el ayatolá Jamenei respaldó públicamente los resultados.

Ahmadinejad trató de darle un beso al ayatolá, pero el líder supremo -ligera pero visiblemente- volvió su rostro y no sonrió, una escena que fue mostrada por la televisión.

El momento fue indicativo de cómo las relaciones entre los dos se han enfriado en los últimos años.

Después de la visita, el expresidente parecía disgustado, pero mostró una postura siempre leal mediante la publicación de una foto de la visita en su cuenta de Instagram, lamentando el alejamiento, pero en un lenguaje sutil y poético.

Notoria ausencia

Por otra parte, el expresidente e influyente político Alí Akbar Rafsanjani fue calurosamente recibido a pesar de que ha sido marginado del poder en los últimos años por sus simpatías con la oposición.

Observadores en Irán comenzaron a especular sobre si habrá ahora un futuro político de relevancia para Rafsanjani.

La gracia del líder supremo no llegó tan lejos cuando se trató del expresidente y político reformista Mohamed Jatami, quien no fue visto entre la larga cola de visitantes.

A pesar de lo cuidadoso que fue el despacho de Jamenei para manejar las visitas, en las redes sociales iraníes, donde las opiniones son compartidas de manera libre y sin restricciones, el sentimiento público no pudo ser coreografiado. El acceso a tales redes está bloqueado pese a que los usuarios pueden evadir esa restricción con "antifiltros".

Muchos optaron por burlarse del líder supremo, su condición y de los visitantes, mientras que otros desearon que el mismo cuidado fuese ofrecido a los activistas de la oposición que han sido heridos o encarcelados.

 

 

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