07 abr 2020 , 08:20

Cuba: El desafío de aislarse racionando internet

El internet móvil es un servicio caro en la isla, donde el sueldo no llega a los $45.

Olviden Netflix, la televisión por cable o entretenerse durante horas en redes sociales. Sin wifi ilimitado ni datos móviles con tarifa plana, el confinamiento en una Cuba casi paralizada por el coronavirus luce muy diferente al del resto del mundo.

 

El aislamiento para la gran mayoría de los cubanos, que viven ahorrando el saldo de sus teléfonos y cuentan cada megabyte, no estará marcado por retos virales, maratones de series online o videollamadas en Zoom, porque el internet, cara e inestable, es tratada como un bien preciado, no como algo que se da por sentado.

 

"Desde que decidí no salir más, lo primero que pensé -después de hacer una lista mental de la comida por comprar- fue que tengo que ahorrar los megas porque incomunicada no me puedo quedar", contó a la agencia de noticias EFE Daniela, una empleada estatal que usa sus datos sobre todo para saber de su familia en España, "ahora mucho más que están tan mal".

 

-Planificar la cuarentena-

 

Cuba no es uno de los países más golpeados por la pandemia y oficialmente aún está en fase pre-epidémica, pero el riesgo de un brote mayor y el dantesco escenario internacional han hecho que el Gobierno blinde fronteras, cierre escuelas, suspenda eventos y pida salir solo lo necesario, aunque sin decretar una cuarentena masiva.

 

No obstante, muchos isleños no han esperado a una orden oficial y se han autoconfinado después que las autoridades anunciaran los primeros casos de COVID-19 el pasado 11 de marzo, una decisión compleja en un país lastrado por el desabastecimiento crónico.

 

Para Adela, una maestra jubilada de Ciego de Ávila (centro), "guardarse en casa" incluyó un peregrinaje de varios días por las tiendas y, aunque trató de evitar las largas filas para comprar alimentos, detergente y papel higiénico, tuvo que pasar más de dos horas en varias "colas", vigilando que nadie se le acercara mucho.

 

También tuvo que limitar sus conexiones. Sin la wifi pública, más barata (entre 70 centavos y 1 dólar por hora) y rápida que los datos, pero más concurrida, todo lo que queda es la internet móvil.

 

Este es un servicio caro en la isla, donde el salario medio mensual no llega a los 45 dólares y las pensiones oscilan entre los 15 y los 20 dólares.

 

Los planes de datos mensuales de Etecsa -el monopolio estatal- van desde los 5 CUC (equivalente al dólar) a los 35 y 45 CUC, estos últimos solo dirigidos a usuarios de la red 4G que aún no llega a todo el país, cubierto por una sobresaturada 3G que soporta las llamadas y la mayoría del tráfico de Internet.

 

El servicio Nauta Hogar, una alternativa más asequible de conexión desde casa, solo llega a unos 150.000 hogares (4% del total de viviendas en Cuba) por falta de capacidad de instalación.

 

-Trabajar desde casa-

 

La criolla expresión de que en Cuba "todo es con dolor" viene muy bien a quienes pagan la internet con la que trabajan en sus casas. Así pueden explicar la elección de anteponer la salud personal a la del bolsillo.

 

La gran mayoría de estos autónomos -el Gobierno asume el costo de la conexión de sus empleados-, solo tienen acceso en sus hogares a la internet móvil y comparten la conexión desde sus teléfonos.

 

"Al estar en casa uno gasta muchos datos móviles porque estamos todo el tiempo conectados y eso hace que los paquetes se vayan como agua. Lo que antes me podía durar casi un mes, ahora puede que no me llegue a la semana", aclara Glenda Boza, periodista de El Toque, uno de los medios alternativos cubanos más influyentes.

 

La prolífica tuitera, que acumula casi 4.000 seguidores en esa red social, no ha dejado de hacer entrevistas y publicar artículos estas tres últimas semanas, ahora desde su hogar en la central Villa Clara, una de las provincias cubana con mayor número de positivos al coronavirus.

 

En el caso de Rafael, la decisión de cambiar la oficina por la sala de estar fue tomada entre colegas y apoyada por su empleador, una empresa extranjera que asume los costes de la relocalización. Su trabajo incluye el manejo de redes sociales, lo que "supone un gasto tremendo".

 

"Es casi imposible a nivel económico para cualquier 'cuentapropista' cubano pagar los precios de los paquetes móviles para trabajar. Te consume demasiado. En mi caso lo paga la empresa, pero igual, es muy caro", confiesa.

 

- Cuarentena sin internet -

 

"¿Se imaginan si esta pandemia nos hubiera cogido en 2018? ¿Qué haríamos sin Internet?", se pregunta un tuitero cubano sobre la realidad que viven aún hoy millones de sus compatriotas.

 

Cuba cerró el 2019 con 7,1 millones de personas con al menos una conexión a Internet en el año, el 63 % de su población de 11,2 millones. ¿Qué hace el otro 37%?

 

"Ver mucha televisión", responde Rudy, un chofer habanero aislado en casa con sus dos padres ancianos y su pareja. Desde hace unos días los canales estatales ha reforzado su programación e incluso trasmiten las actualizaciones diarias del Ministerio de Salud y las teleclases para los alumnos de varias enseñanzas.

 

Los cubanos no pueden contratar el servicio de televisión internacional por cable al que sí acceden los extranjeros, hoteles y algunos funcionarios autorizados.

 

Por eso, la salvación de esta y otras miles de familias en el país ha sido el popular "paquete", una enorme selección de contenidos "offline" que se copia cada semana en memorias externas y que incluye desde estrenos de cine a series, música o revistas.

 

De hecho, el autoconfinamiento ha hecho que aumenten los clientes de Jorge Luis, un "paquetero" que entrega discos duros a domicilio cada fin de semana en Placetas, un pequeño pueblo de Villa Clara, ahora armado con mascarilla y guantes.

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