07 abr 2019 , 10:10

El mundo recuerda 25 años del genocidio en Ruanda

Este 6 de abril se recuerda el inicio del genocidio donde murieron 800 mil personas.

El presidente ruandés Paul Kagame destacó este domingo 7 de abril la fuerza de su pueblo, que salió del abismo para convertirse en "familia", "más unida que nunca", 25 años después del genocidio en el que murieron al menos 800.000 personas.

 

"En 1994, no había esperanza, sólo tinieblas. Hoy la luz ilumina este lugar. ¿Cómo pudo suceder? Ruanda volvió a ser una familia", declaró Kagame, de 61 años, indiscutible líder del país desde 1994, en una ceremonia en el Centro de Convenciones de Kigali, símbolo de la modernidad de la capital ruandesa.

 

"Nada tendrá el poder de hacer que los ruandeses se enfrenten. Esta historia no se repetirá. Es nuestro firme compromiso", prometió.

 

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Kagame lanzó poco antes las conmemoraciones del genocidio encendiendo la llama del recuerdo en el memorial de Gisozi en Kigali, en donde más de 250.000 víctimas fueron enterradas.

 

Por la tarde participará en una marcha del recuerdo en dirección del estadio Amahoro (paz en kinyarwanda).

 

 

En esta foto tomada en junio de 1994, el cuerpo de una mujer yace al borde de una calle, un escenario que se repetía en muchas zonas de este país africano. 

 

- 'Parte de responsabilidad' -

 

En el estadio se refugiaron en 1994 miles de tutsis, bajo la protección de la ONU, para escapar a las matanzas.

 

Instigado por el régimen extremista hutu, entonces en el poder, el genocidio costó la vida a al menos 800.000 personas entre abril y julio de 1994, según la ONU, principalmente en el seno de la minoría tutsi, pero también entre los hutus moderados.

 

El asesinato la noche del 5 de abril de 1994 del presidente ruandés Juvénal Habyarimana, un hutu, desencadenó el genocidio. Al día siguiente las Fuerzas Armadas ruandesas y los milicianos extremistas hutu Interahamwe comenzaron las matanzas.

 

Parte de la población, alentada por las autoridades y la "prensa del odio", participó en el exterminio, a garrotazos o machetazos, de hombres, mujeres y niños en todo el país.

 

La carnicería sólo terminó cuando ingresaron a Kigali el 4 de julio los rebeldes tutsis del Frente Patriótico Ruandés (FPR), con un joven militar de 36 años al frente: Paul Kagame.

 

Los presidentes de Chad, Idriss Deby, de Congo, Denis Sassou Nguesso, de Yibuti, Ismaïl Omar Guelleh, de Níger, Mahamadou Issoufou, así como el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, asistieron a las ceremonias.

 

Sólo un mandatario de fuera del continente africano asistió igualmente. El primer ministro belga, Charles Michel, que acudió para expresar el apoyo de la ex potencia colonial. "En nombre de un país que también quiere asumir su parte de responsabilidad frente a la historia", explicó Michel, reconociendo los errores de la comunidad internacional en 1994.

 

 

En Kigali, capital de Ruanda, se adecuó un lugar en memoria de las víctimas del genocidio, aquí se exponen desde las pertenencias de los fallecidos hasta sus cráneos y huesos. 

 

- Los archivos franceses -

 

Sin embargo, la ausencia de otros mandatarios de la región es un signo del relativo aislamiento que sufre Ruanda.

 

La conmemoración se llevó a cabo sin el presidente francés, Emmanuel Macron, que declinó la invitación, oficialmente por razones de agenda. Su ausencia es una decepción para los ruandeses, que esperaban escuchar la disculpa de Francia por su papel en 1994.

 

El poder en Ruanda acusa a Francia de haber sido cómplice del régimen hutu, responsable del genocidio, e incluso de haber participado en las matanzas, lo que siempre se negó en París.

 

Estas acusaciones envenenan desde hace años las relaciones entre los dos países, aunque hayan mejorado desde la elección de Macron en 2017.

 

El presidente francés hizo varios gestos simbólicos hacia Kigali.

 

Por su parte, Macron ha anunciado la creación de una comisión de historiadores para estudiar "todos los archivos franceses" sobre el periodo 1990-1994, una promesa que hizo a Kagame tras un encuentro en mayo de 2018.

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