12 nov 2013 , 09:29

Filipinas: sistema sanitario colapsado y comienzan saqueos

En medio de la desgracia conozca la historia de Bea Joy y las condiciones de su milagroso nacimiento

Los últimos reportes dicen que los sistemas de saneamiento en las zonas más afectadas de Filipinas han sido completamente destruidos. Las aguas residuales han contaminado las reservas de agua dulce y hay un alto riesgo de enfermedad. En algunos lugares, los hospitales fueron completamente destruidos, lo que pone en riesgo más vidas: las de aquellos que dependen de la continuación del tratamiento, así como los heridos en el tifón. (Visite nuestra galería de fotos...)

 

Unos 12.000 bebés están por nacer en las zonas afectadas durante las próximas dos semanas. Y deberán hacerlo en instalaciones provisionales.

 

Jon Donnison, enviado especial de la BBC a Tacloban, la zona más afectada, dice que las autoridades no parecen estar haciendo planes para una distribución coordinada de las ayudas y que la gente está empezando a enojarse.

 

Multitudes han saqueado los almacenes de comida y tiendas de comestibles y la gente teme por su seguridad, según el corresponsal.

La Organización Mundial de la Salud dice que está en estrecha coordinación con las autoridades sanitarias de Filipinas.

 

El milagro en medio de la tragedia

Horas después de que el tifón Haiyán se llevara su casa y su madre, la joven filipina Emily Sagalis lloró de alegría este lunes cuando dio a luz a su niña en un centro médico improvisado.

 

La madre la alumbró en un colchón, rodeada de trozos de madera, vidrios y metal barridos por el tifón, en el aeropuerto de Tacloban, destruido y transformado en centro de atención médica.

 

"Qué guapa es. La voy a llamar Bea Joy, en honor a mi madre Beatriz," dijo Sagalis, de 21 años, al alumbrar a su hija.

 

Sagalis cuenta que su madre fue arrastrada por una ola cerca de la ciudad de Tacloban, la capital de la provincia de Leyte, una de las más afectadas por el tifón Haiyán. Pero en medio de la devastación, narra, "ella es mi milagro. Cuando las olas llegaron y nos llevaron pensé que moriría con ella dentro de mí".

 

A su lado, su marido Jobert, con lágrimas en los ojos, sujeta en brazos a la recién nacida. Explica que la primera ola se llevó su casa de madera, en la localidad de San José, y con ella a toda la familia. En un momento, la zona se convirtió en un amasijo de cascotes y cadáveres de personas y animales.

 

Según cuenta, fueron barridos en un momento que les pareció que duró varias horas, hasta que el nivel del agua bajó y pudieron cobijarse en una escuela junto con otros damnificados.

 

La pareja y otros sobrevivientes aguantaron allí hasta este lunes por la mañana, bebiendo apenas de unas botellas de agua que encontraron entre los cascotes. Jobert sabía que su mujer estaba a punto de parir, pero no recibieron ninguna ayuda.

 

"Empezó sobre las cinco de la mañana (de este lunes), y tuvimos que caminar varios kilómetros hasta encontrar un camión que nos transportara" al hospital improvisado en el aeropuerto de Tacloban, cuenta Jobert.

 

El médico militar que la atendió, capitán Victoriano Sambale, cuenta que la joven había roto aguas al entrar en el edificio.

 

"Es la primera vez que nace aquí un bebé. La niña está bien y hemos conseguido parar la hemorragia de la madre", dice.

 

Sin embargo, el médico advierte del alto riesgo de infecciones, a falta de poder esterilizar los materiales.

 

"La madre sigue corriendo el peligro de tener una infección o una septicemia. Tenemos que darle antibióticos por vía intravenosa, pero por desgracia ayer nos quedamos sin antibióticos por vía oral", explica el médico.

 

Noticias
Recomendadas