27 ene 2017 , 04:05

Santa Olga, el pueblo chileno devorado por las llamas

La región está en la región del Maule, una de las más afectadas por el sismo del 2010.

Santa Olga era, hasta la madrugada de este miércoles, una humilde localidad chilena del municipio de Constitución que vivía de la explotación forestal, pero bastaron unas pocas horas para que las llamas redujeran a cenizas sus 1.200 viviendas.

 

Los vecinos lograron escapar a tiempo, pero perdieron casas, muebles y enseres. El esfuerzo de toda una vida de trabajo se esfumó en uno de los voraces incendios que desde hace dos semanas arrasa centenares de miles de hectáreas y ha acabado con la vida de diez personas en el país austral.

 

Además, entre los escombros humeantes de las casas construidas con madera y materiales ligeros fue hallado el cuerpo de un hombre que todavía no ha sido identificado.

 

Desde hace una semana, bomberos, voluntarios y brigadistas de la Corporación Nacional Forestal luchan para frenar el avance del fuego, pero todo fue en balde.

 

"Estábamos aquí, en la casa. Mi papá trataba de cortar unos árboles, porque sabíamos que el fuego venía desde allá", dice Abigail, una de las residentes, señalando el lugar donde estaba emplazado Santa Olga.

 

Abigail vivía en Corrientes, una pequeña población situada a diez kilómetros de Santa Olga y que también resultó destruida.

 

Ella y su familia se salvaron gracias a un camión aljibe que los sacó del lugar. "Tuvimos que mojarnos, tratamos de hacer todo para poder salir vivos. Si no hubiese sido por la ayuda, habríamos muerto calcinados", asegura.

 

 

José Pacheco, vecino de Santa Olga, no puede evitar el pesimismo. "El futuro se me pone pesado. Voy a tratar de construir la casita de nuevo, pero para eso se necesitan 'luquitas' (dinero). Sin plata uno no hace nada", se lamenta.

 

Pacheco cuenta que los vecinos piensan organizarse para levantar de nuevo el pueblo. Pero además de ayudarse mutuamente, necesitan que el Gobierno les eche una mano, subraya.

 

"Es por la naturaleza que estamos pasando esto, hace mucho calor. Los bosques se prenden y el viento se lleva el fuego a las poblaciones", explica.

 

Santa Olga está situada en la región del Maule, una de las más afectadas por el terremoto de febrero de 2010, que causó más de medio millar de muertos y dejó dos millones de damnificados.

 

"Yo veo más complicado el incendio que el terremoto, porque el terremoto dura un par de minutos no más, no se quema nadie, la gente de la costa a veces se ahoga, pero el incendio es más problemático. El incendio no lo para cualquiera, tiene que ser gente experta", argumenta Pacheco.

 

A pesar de que los incendios han acabado con Santa Olga y otras pequeñas poblaciones aledañas como Putú y Peralillo, el alcalde de Constitución, Carlos Valenzuela, no se rinde.

 

Por lo pronto, el municipio está dando cobijo a 7.000 personas y empieza a organizarse para distribuir ayuda a los damnificados.

 

 

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