07 dic 2019 , 03:57

Manchester United vence al Manchester City

El campeón empezó a despedirse de la Premier en un choque en el que el United se impuso.

El City empezó a decir adiós a la Premier en el derbi de Manchester, superado por un United que le hizo un tremendo favor al Liverpool. Al campeón se le han acabado las fuerzas o como mínimo parece no dar más de sí, impotente frente al cuadro de Solskjaer en el Etihad. Murió en la orilla, cerca del empate en el tramo final, insuficiente en una jornada en la que ya se queda a catorce puntos del liderato. Ahora, más que nada, todo queda sujeto a un milagro imprevisible (1-2).

 

Se vino abajo el City como un castillo de naipes, irreconocible la imagen del campeón. El cuadro de Guardiola recibió un golpe a sus convicciones en el derbi, sobre todo porque no se había visto peor versión desde el primer año del entrenador catalán en Manchester. En la previa del choque el club anunció un nuevo acuerdo con una casa de apuestas y en ninguna se intuyó la debacle ante un United superlativo, trepidante e inspirado, mejorado al del pasado miércoles ante el Tottenham.

 

Se pareció más que nunca al de Sir Alex Ferguson en un momento en el que se había perdido la esperanza. Escogió un buen escenario para sublevarse, con un plan trazado que salió a pedir de boca. En la cancha de su vecino, a quien dejó en la lona tras un primer acto alucinante. Más que nada por la fragilidad inaudita de un City que fue de mal en peor, sin confianza y sin hilo. Cada llegada del United fue una amenaza latente, peligro constante cada vez que transitó hacia Ederson.

 

El brasileño salió al achique en un par de ocasiones. A la tercera, penalti indiscutible de Bernardo sobre Rashford. El VAR confirmó la acción y el inglés engañó al arquero de un City lento cada vez que tuvo que replegar, empujado por la celeridad de los ataques de su vecino.

 

Rashford cuajó una actuación majestuosa, dañino con el balón y con espacios por delante. No supo el City desactivar al inglés de ninguna manera, triturador de un rival desteñido que se quedó en estado de shock.

 

Más aún tras el 0-2, de consecuencias irreparables. Pudo parecer una paradoja pero el United se quedó con la tutela de un encuentro que puso patas arriba con el tanto de Martial. Un remate que fue más bien una pincelada, un toque sutil que besó la madera antes de entrar.

 

Cariacontecido, a Pep le quedó protestar un posible penalti de Fred por unas manos que el colegiado no penalizó. La discusión del catalán se alargó en el tiempo y perduró incluso tras el tiempo de descanso.

 

El pelaje del City cambió, orgulloso en la réplica aunque sin acierto. Gobernó el segundo tiempo e intimidó a un United que defendió con aplomo. Nunca pareció inestable ni mucho menos perdido como otras ocasiones sino que llegó al derbi dispuesto a dar de qué hablar. El campeón siguió a lo suyo, consciente de que se le escurría la Premier. Catorce puntos con el Liverpool son un abismo y si se quiere también una situación que deja al City pendiente tan solo de un milagro.

 

Se fue a por la épica Otamendi, cabeceador de un remate a la salida de un saque de esquina en el que De Gea se quedó a media salida. No se le discute al City que intente de todo hasta el final, siempre esforzado en días en los que las cosas no salen bien, pero no le alcanzó para superar las adversidades en un derbi de Manchester en el que Solskjaer sale reforzado y en el que Klopp, a distancia, celebra una jornada que le deja en situación de privilegio. La Premier solo puede ser suya.

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