10 oct 2018 , 02:49

La promesa de Nebot en su última sesión solemne

El 9 de octubre, el alcalde pidió a los ecuatorianos unirse para rescatar la patria.

Entre los brazos de la gente y las brasas del calor porteño, el alcalde del Puerto Principal, Jaime Nebot, emerge en la Plaza de la Integración, en el malecón Simón Bolívar. Suena a todo volumen “Guayaquileño madera de guerrero” y luego un estribillo en coro que dice “Guayaquil mi vida, Guayaquil por siempre”. Es su despedida. La última sesión solemne por la Independencia de la ciudad que liderará. Es 9 de Octubre de 2018. Un par de minutos delante de las 17H00.

De pie. La ovación se orquesta con aplausos, abrazos, sonrisas, fotos. En primera fila, su esposa y sus hijas. Además, figura Cynthia Viteri, su heredera política y quien está llamada por el titular del Cabildo y su partido a continuar la obra de Nebot desde el sillón de Olmedo.

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Asientos más allá, rostros conocidos de la política ecuatoriana como el exvicepresidente León Roldós Aguilera, el exsegundo mandatario Alberto Dahik, el exjefe de Estado Lucio Gutiérrez, el alcalde de Quito, Mauricio Rodas, y Fabricio Correa, hermano del exgobernante Rafael Correa.

Se entona el Himno Nacional del Ecuador y luego se entregan preseas por “relevantes méritos y aportes cívicos” a Doménica Tabacchi, Roberto Gilbert Febres Cordero, Polo Baquerizo, entre otros. 

Nebot seca el sudor de su cara y cuello con un pañuelo. Hay 27C. Hay sol y brisa. Bebe Coca-Cola en un vaso y cruza una breve charla con la titular de la Asamblea, Elizabeth Cabezas, que está a su izquierda. Instantes después lo hará con el presidente Lenín Moreno, que está a su diestra. 

“Guayaquil con Nebot” le lanzan desde el público en el arranque de su discurso. Sembrado tras el atril, terno verde grisáceo y corbata de rayas grises y celestes, menciona a los sectores y parroquias de la ciudad representados en la Sesión Solemne. Gritan cuando son nombrados.

 


Foto: ecuavisa.com


 

Recuerda que 19 veces en casi 19 años ha celebrado la Independencia de la ciudad y que el resto de días lo ha empleado en “construir y defender la libertad de Guayaquil”. 

Precisa que para octubre de 2020 él ya no estará al frente del Municipio. “En democracia, el relevo de un funcionario es normal. Cosa distinta pasa con la vocación de servicio popular: esa llega para quedarse”, dijo el alcalde, que ha ejercido ese cargo desde hace 18 años. Y prometió: “Tengan la certeza que desde el día siguiente de mi último día como alcalde, volveré a servirlos con el mismo cariño, vehemencia, civismo de toda la vida. Cuenten conmigo para siempre”.

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Bebe gaseosa en medio de aplausos y el agitar de pancartas que agradecen su obra. Le gritan “Nebot presidente”. Él les pide, en tono serio, “no convertir un acto cívico en un acto electoral”. Algunos siguen unos segundos más. Después, se silencian.

Nombró varias de sus obras. Son “parte de esas 432. No puedo ni debo cansarlos”. El alcalde recordó que el actual Gobierno recibió un país destruido y le planteó reducir el gasto, austeridad y generar confianza para la inversión extranjera.

A los candidatos a alcaldes y prefectos los llamó a que “suden la guayabera, mójense el poncho. Hagan que su cerebro, su corazón y su valentía esté al servicio de los ecuatorianos”. Le vuelven a gritar “Nebot presidente”. No les pide callar. 

El titular del Cabildo porteño pidió a los guayaquileños “seguir transitando el camino de pie, nunca de rodillas. Nunca agachen la cabeza, sino ante Dios y ante la patria”.

En la línea final de su intervención, se dirigió a los ecuatorianos: “A la carga todos. Unidos rescatemos nuestra patria. Se puede, siempre se ha podido y siempre se podrá”.

17H57. Se ponen de pie para aplaudirlo. Entre los seguidores de Nebot, camisas con su rostro, el de Viteri o Tabacchi, flamean las decenas de banderas de plástico que combinan el estandarte ecuatoriano y el celeste y blanco de la urbe.

Luego vendrían la intervención del presidente Moreno, la entonación del Himno a Guayaquil y fuegos artificiales al pie del río. 

"Guayaquil mi vida, Guayaquil por siempre” se escucha nuevamente a todo parlante mientras los integrantes de la mesa se decantan por las fotos. 

18H37. Nebot desciende las escaleras de la tarima y se zambulle en un nutrido tumulto para retirarse. Avanza despacio. Lo detienen, quieren registrar el momento en los celulares. Él estrecha manos, abraza. Alguien le grita “Viva el futuro presidente, carajo”. Él avanza.

 


Foto: ecuavisa.com

 

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