04 jun 2014 , 08:08

La lluvia, principal enemigo de la programación en Roland Garros

La jornada de este miércoles está paralizada por la lluvia; no hay canchas techadas en Roland Garros

La ampliación de Roland Garros, lastrada por polémicas, retrasos y sobrecostes, cobra especial vigencia cada vez que, como hoy, la lluvia estropea el "Grand Slam" de París, donde ninguna de sus 19 pistas de tierra batida tiene un techo que permita jugar al tenis cuando los chubascos se vuelven protagonistas.

 

El torneo creado en 1920 se ha quedado pequeño y vetusto y ni si quiera la pista central Philippe Chatrier, donde cada año se disputan las finales ante cerca de 15.000 espectadores, cuenta con una cubierta retráctil que proteja el mejor tenis en tierra batida del mundo de las inclemencias meteorológicas.

 

En días de lluvia como el de hoy, miles de aficionados -de los 460.000 que durante dos semanas se acercan al segundo "grande" del año- buscan refugio en sus soportales, donde esperan, pacientes y apretados, a que las primaverales nubes de París indulten al tenis de sus chaparrones.

 

Y tendrán que seguir haciéndolo pues no será, al menos, hasta 2019 cuando la cancha de mayor pedigrí del torneo despliegue por primera vez la ansiada cubierta retráctil, anunciada desde 2011.

 

Será el colofón de un proyecto para modernizar todo el complejo deportivo del Bosque de Bolonia, al suroeste de París, que empezará a cambiar de imagen a partir de 2017.

 

Para ese año, y gracias a un presupuesto -creciente- que ya superará los 340 millones de euros (unos 462 millones de dólares), debería estar terminado un nuevo edificio principal, la ampliación del llamado "Village", la zona exclusiva donde se instalan los patrocinadores. Así como de la controvertida cancha de los invernaderos de Auteuil.

 

Esa nueva cancha semi-enterrada y diseñada por el arquitecto Marc Mimram, que tendrá capacidad para 5.000 espectadores y estará rodeada de plantas, ha sido uno de los mayores quebraderos de cabeza de la Federación Francesa de Tenis (FFT) y el estandarte de quienes, por razones culturales y medioambientales, han intentado paralizar judicialmente el proyecto.

 

Sus detractores consideran que las obras no deberían afectar al colindante Jardín de Invernaderos de Auteuil, un espacio creado en 1897 por el arquitecto Jean Camille Formigé, registrado actualmente como monumento natural.

 

Ese hogar para 10.000 plantas tropicales será remodelado para ganar dos hectáreas en la metamorfosis de Roland Garros, que globalmente pasará de 8,5 a 14 hectáreas.

 

"Nuestros detractores aún tendrán la posibilidad de expresarse, pero la justicia ha confirmado la buena salud de nuestro plan. Actualmente, no hay ninguna razón para estar preocupados por el futuro", ha comentado durante la presente edición del Grand Slam de París el director del torneo, Gilbert Ysern.

 

Se refiere a los coletazos judiciales que la Federación Francesa de Tenis (FFT) espera terminen el próximo octubre y den luz verde definitiva a un proyecto que apoya la alcaldesa de París, la socialista de origen español Anne Hidalgo, al igual que su predecesor, Betrand Delanoë.

 

Más allá de las batallas jurídicas pendientes, la remodelación de Roland Garros arrancará después de la edición de 2015 y complicará el desarrollo del torneo en 2018.

 

"La edición de 2018 debería resultar bastante alterada ya que la pista central no estará terminada", pero "se intentará hacer los trabajos de la forma menos visible posible", avanzan desde la organización del torneo.

 

Un año después, las obras habrán terminado y la Philippe Chatrier contará con su deseado techo retráctil, que no solo servirá para evitar el inconveniente de la lluvia, que en 2012 obligó a partir en dos días la final entre el español Rafael Nadal y el serbio Novak Djokovic, sino también para prolongar la jornada de tenis más allá del anochecer.

 

"No serán sesiones de noche, propiamente hablando -como ocurre en los Abiertos de Australia y de Estados Unidos-, sino más bien una sesión de tarde" que no obligue a suspender el tenis por falta de luz hacia las 21.30 hora de París.

 

El objetivo es que el último partido arranque hacia las 19.30 (hora local, -2 GMT)y termine hacia las 23.00, salvo accidente pues el cuadro masculino se disputa a cinco sets y el encuentro más largo, disputado en 2004 entre Fabrice Santoro y Arnaud Clément, se alargó hasta 6 horas y 33 minutos.

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