23 abr 2015 , 05:06

Gabo y sus notas de prensa

En ellas, se descubre un Gabriel García Márquez que inspira y enseña con sus reflexiones.

Por Allen Panchana Macay

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Son casi 200 artículos que se devoran. En ellos descubrimos al Gabo periodista, un Gabriel García Márquez (Aracataca, Colombia, 1927-2014) que inspira y enseña con sus reflexiones. Notas de prensa 1980-1984 es un libro (Editorial Norma, 1991) de consulta obligada.

 

El colombiano en sus textos es directo, incisivo, pero, sobre todo, argumentativo y analítico. El Nobel de Literatura (1982) muestra que lo suyo fue un compromiso constante con las letras. La obra tiene un claro valor periodístico, literario y biográfico.

Gabo aborda temáticas diversas en 690 páginas. Hay personajes de la política, de la cultura o, simplemente, de la vida; libros, películas, ciudades visitadas y vividas; denuncias, recuerdos, miedos confesables -como a los aviones-, y la pregunta a la que se enfrenta todo escritor: ¿cómo se escribe una novela? Abra por donde abra estas breves notas de prensa, el lector quedará recompensado, porque cada uno de ellos es una pequeña pieza magistral donde brillan la pluma ágil, a la que nada escapa, de uno de los grandes escritores de la literatura contemporánea.

 

Uno de los artículos que más me ha impactado se titula “¿Quién cree a Janet Cooke?”, publicado el 29 de abril de 1981: “Todo empezó el día en que Janet Cooke, reportera del Washington Post, le dijo a su jefe de redacción que había oído hablar de un niño de ocho años que se inyectaba heroína con la complacencia de su madre. «Encuentre a ese niño», le dijo el jefe de redacción. «Será un reportaje de primera página». En octubre del año pasado, en efecto, el relato revelador y tremendo -bajo el título de «El mundo de Jimmy»- estremeció a Estados Unidos. Hace dos semanas, con sólo tres años en el oficio y veintiséis de edad, Janet Cooke mereció el honor más codiciado del periodismo de su país: el Premio Pulitzer. Aunque solo por pocas horas, pues el escrutinio inclemente de sus jefes y la presión de su propia alma la obligaron a confesar que el reportaje era inventado y que el pequeño Jimmy solo había existido en su imaginación”.

 

García Márquez habla de esa línea tenue entre Periodismo y Literatura, y nos da una enseñanza: “Lo malo es que en periodismo un solo dato falso desvirtúa sin remedio a los otros datos verídicos. En la ficción, en cambio, un solo dato real bien usado puede volver verídicas a las criaturas más fantásticas. La norma tiene injusticias de ambos lados: en periodismo hay que apegarse a la verdad, aunque nadie la crea, y en cambio en literatura se puede inventar todo, siempre que el autor sea capaz de hacerlo creer como si fuera cierto”.  

 

Entonces, en Periodismo solo hay que apegarse a los hechos. Como estudiante de postgrado, pude recorrer en Washington el Newseum, el único museo temático dedicado al oficio en el mundo. Y por todas sus paredes se repite la frase: just the facts. Solo los hechos… De allí que Gabo tiene una conclusión interesante:

 

“Este niño, como tantos niños de la literatura, podría no ser más que una metáfora legítima para hacer más cierta la verdad de su mundo. Hay por lo menos un punto a favor de esta coartada literaria: antes de que se descubriera la farsa de Janet Cooke, varios lectores habían escrito a su periódico para decir que conocían al pequeño Jimmy, y muchos decían conocer otros casos similares. Lo cual hace pensar -gracias a los dioses tutelares de las bellas letras- que el pequeño Jimmy no solo existe una vez, sino muchas veces, aunque no sea el mismo que inventó Janet Cooke”.

 

 

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